18 abril 2007

"La última aventura: nosotros mismos."



Queridas amigas y amigos, compañeros de camino....
Os comunico que SATPREM, dejó su cuerpo el pasado lunes día 9 de Abril.
Un gran Trabajador para la Evolución, que dedicó su vida a continuar el trabajo del Yoga de las Células de Sri Aurobindo y La Madre.
Un SER EXCEPCIONAL al que amo y respeto profundamente, desde aquí le dedico estas páginas y este trabajo que adjunto.
Siempre estará en mi corazón.
Con todo mi amor.
Uma






"El reino de la aventura ha terminado. Aunque vayamos hasta la séptima galaxia, iremos allí encasquetados y mecanizados, y volveremos a encontraros tal y como somos: unos niños ante la muerte, unos seres vivos que no saben muy cómo viven ni por qué, ni adonde van. Sabemos perfectamente que sobre la Tierra el tiempo de los Córtes y de los Pizarro ha llegado a su fin: la misma Mecánica nos aprisiona a todos, la ratonera se cierra de nuevo. Pero, como siempre, descubrimos que nuestras más sombrías adversidades son nuestras mejores ocasiones, y que el oscuro paso conduce a una luz mayor. Nos encontramos, pues, acorralados al pie del muro, ante el último terreno que nos queda por explorar, la última aventura: nosotros mismos."

SATPREM
La Aventura de la Consciencia
27 de Enero de 1970



BIOGRAFIA DE SATPREM

Marinero y bretón, aunque nació en París en 1923. Miembro de la resistencia, fue detenido por la Gestapo cuando tenía veinte años y pasó un año y medio en un campo de concentración. Destrozado, viajero infatigable desde el Alto Egipto a la India que es donde encuentra a Sri Aurobindo y a la Madre, y encuentra el sentido: ¿el hombre es un ser de transición? También se lanza a la aventura en Guayana en donde pasa un año en plena selva, luego en Brasil, y en África...

En 1953, a la edad de treinta años, vuelve definitivamente a la India, junto a La que buscaba el secreto del paso a la ¿próxima especie?, Madre, de la cual se volverá la confidente y testigo durante cerca de veinte años. Escribe un primer ensayo titulado Sri Aurobindo y la aventura de la Conciencia. A los cincuenta años recoge y publica el fabuloso documento del caminar de Madre, la Agenda, en 13 volúmenes, al tiempo que escribe la trilogía: el Materialismo Divino, la Especie Nueva, La mutación de la Muerte y un último ensayo: La mente de las Células.

A los cincuenta y nueve años se retira definitivamente para lanzarse en la última aventura: la búsqueda del “gran paso evolutivo” hacia lo que vendrá después del Hombre. Su última entrevista, en 1984, dio lugar a La Vida sin Muerte en donde cuenta el principio de su experiencia en el cuerpo.

En 1989, después de siete años pasados en “cavar en el cuerpo”, Satprem escribe un corto relato autobiográfico en el cual puntualiza la situación humana, La revuelta de la Tierra.


“Y el silencio no está vacío, es un Lleno absoluto,
pero un Lleno sin nada dentro, o un Lleno que contiene como la esencia de todo lo que puede ser,
justo un segundo antes de que las cosas nazcan.
Estas no están aquí y sin embargo, aquí están, como una canción no entonada aún”.
Satprem

08 abril 2007

“LA HUMANIDAD TAMBIÉN SE CONTAGIA”

Entrevista con Miguel Grinberg, ecologista, pensador, poeta y protagonista de la cultura alternativa de las últimas cuatro décadas en la Argentina y las Américas.

Por Ignacio Escribano


“Generalmente, el lector o el oyente pasa la mayor parte del tiempo tratando de discernir desde qué lugar le están hablando, desde qué ideología, partido político, poder adquisitivo, religión… ¿es homosexual?, ¿es pagano? Para mí, es vital crear una sociedad en la cual se practique no la unanimidad, sino el diálogo de las diferencias. Pero soy optimista. En un mundo que tiende a ser patéticamente estéril también se vislumbran verdaderos chispazos de fertilidad. De lo contrario, no seguiría escribiendo, traduciendo, haciendo programas de radio...”

Miguel Grinberg se expresa desde su ceñido bunker literario-intelectual, donde pilas y más pilas de libros y revistas han terminado de apoderarse de las hornallas de la cocina, de una heladera, de un corredor y hasta del piso del baño. Allí, entre pilas de eclecticismo, toda “tierra firme” funciona como anaquel.


“El ser humano posee dones especiales pero no se encuentra por encima de la naturaleza: es parte de ella”, dice este poeta y escritor de 67 años, calmoso, quien tras haber trabajado 10 años en Kenia -de donde conserva magnánimos recuerdos de sus amigos negros, de su espiritualidad y de la manera en que preservan el medio ambiente- bien podría haberse vuelto un animista africano. Pero no.

Criado en el seno de una familia judía, Grinberg -padre de dos hijos brasileros y casado desde hace 23 años- cuenta que con el tiempo se sintió enormemente atraído por el cristianismo: “Tuve el privilegio de ser amigo de un gran hombre del siglo XX, el padre Thomas Merton, que me permitió visitarlo en su monasterio trapense, en Kentucky, y entablar así una relación personal; por otra parte, la herramienta que yo buscaba de meditación me la dio, invitado por otro amigo, Allen Ginsberg, el budismo tibetano en el instituto Naropa, en Colorado. También me cautivó el sufismo islámico, los rollos del Mar Muerto y los esenios, donde ya no se sabe donde termina el judaísmo y empieza el cristianismo… Hoy puedo decir que soy naturalmente ecuménico”.

Grinberg, fundador de la revista Mutantia y creador de la holodinamia, un tipo de meditación basada en sonidos, aclara que la suya no es una diversidad simultánea: “He tenido ciclos. Con mi primera revista literaria, Eco Contemporáneo, en los ´60, todo era poesía; después pasé a crítico cinematográfico, y luego a realizador de programas de rock y publicista de cine para Hollywood. Más tarde, trabajé en la órbita de las Naciones Unidas en el tema de medio ambiente. En fin. Pero siempre fui un testigo crítico de la realidad argentina. Además, he viajado mucho, por lo que siento que estoy en condiciones de tener perspectivas muy contrastantes”. Como si todo ese cambalache de intereses y vivencias fuera poco, Grinberg deja deslizar, no sin algo de picardía, que su cuñado, salesiano, es obispo de la Iglesia Católica en Brasil y, su tío, vicario de la Iglesia Ortodoxa de San Pablo.

-Borges hablaba de un yo plural y de una sola sombra. ¿No se siente un tanto así?

-No se me había ocurrido. Qué interesante. Y desconcertante también, porque el yo es por naturaleza singular. La pluralidad la dicta el coro que nos rodea; desde esa interacción surge un juego de espejos muy particular. Una vez recibí una carta de Allen Ginsberg, en la que me escribía: “Hoy cumplo 50 años; es como cumplir 15 pero con espejos”. De todas maneras, uno elige el personaje que desea entre las muchas posibilidades. Y desde un punto de vista de la búsqueda espiritual uno trata de no dejarse comer por la sombra.

-En su libro La generación “V” habla de “vivir poéticamente”. ¿A qué se refiere?

-Cuando se creó el servicio militar obligatorio, nuestro país estaba inmerso en una situación caótica, donde era necesario alfabetizar a muchos habitantes del interior e inmigrantes; era necesario crear conciencia nacional. La milicia hacía ese trabajo pedagógico. De carácter compulsivo, pero necesario en aquel momento. Hoy ya no se trata de crear una unanimidad conceptual a través de la nacionalidad, la cultura o de ese tipo de palabras que suelen usarse con mayúsculas. Hay fenómenos de la historia de la humanidad -como el canibalismo o el incesto- que, salvo en condiciones anormales o patológicas, ya han sido superados. Otros aún no.

-¿Cuáles son los grandes desafíos para la humanidad?

-Uno es la superación del instinto homicida. Todo el siglo XX fue una antología del espanto humano. El segundo punto es que ya no se puede seguir hablando de una educación o de una formación uniforme y universal.


-¿Cómo cree que debería ser la educación?


-Particularizada, ya que cada uno de nosotros nace con un potencial y con dones muy definidos: el aprendiz no es un recipiente para llenar sino una lámpara para encender. Y, en este sentido, los procesos de masificación son una enorme plaga contrapuesta y negativa. Por eso, y vuelvo al espíritu de la década del ´60 -en la cual vivíamos apuntalándonos en la poesía propia y ajena-, el tema consiste en concebir la vida como una obra de arte.


-¿Sin separar entre individuo y artista?


-De ningún modo. En nuestra sociedad está, por un lado, el que pinta, hace cine, canta, escribe Libros o actúa; el resto son los espectadores. La sociedad humana no puede dejar de concebir a cada uno de los individuos que la componen como una verdadera obra de arte.


-¿Cree realmente que la vida como obra de arte es hoy una posibilidad?


-Todo lo contrario. Hoy se vive una espantosa dictadura de la vulgaridad, que genera toda esa gama de trastornos mentales, emocionales y de convivencia que llenan las páginas de los informativos. Así, el hombre-masa se solidifica y pasa a ser irracional, lentamente emotivo, antiindividual y destructivo. En estos dos últimos siglos de materialismo exacerbado se ha pasado por alto el hecho de que no somos seres destinados a existir como consumidores, contribuyentes o combatientes…


-Hablando de combatientes, ¿cuáles son las grandes epopeyas que tenemos por delante?


-Una es obvia: la estación espacial internacional que se está construyendo, y desde la cual se podrá salir a la aventura espacial con mucha más facilidad. La otra es la introspectiva, la que se esfuerza por ampliar el área de la conciencia.


-Y como especie humana: ¿En cuál de las dos aventuras hemos llegado más lejos?


-El viaje hacia el exterior es y va a ser exclusivo para especialistas: astronautas, científicos, técnicos y militares. Con respecto a la epopeya introspectiva, creo que cada día hay más personas que, de manera intuitiva y espontánea, sienten que su estilo de vida les está robando la inocencia junto con el verdadero sentido de haber nacido. Yo todos los años participo de los congresos holísticos internacionales que se realizan en Brasil. Actualmente hay una corriente de ejecutivos, dentro del Banco Mundial, que realizan encuentros de debates espirituales sencillamente porque sienten que su vida está incompleta. Estos congresos tienden a recibir auspicio económico de grandes compañías brasileñas o filiales de compañías trasnacionales. Es alentador ver que del lado de “los poderosos” también hay un cambio de conciencia y un despertar espiritual.


-Ya que menciona la inocencia perdida, ¿qué le sugiere la siguiente frase: “De chico tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela”?

-Lo dijo Mark Twain. Lamentablemente, lo que hoy llamamos educación no es más que capacitar a los chicos para un mundo que ya no existe. Pero en el reverso de esa imagen hay otra anécdota. A Thomas Alva Edison -uno de los inventores más geniales de todos los tiempos- las maestras lo devolvieron a su madre con la excusa de que era retardado…


-Con Einstein, en esa línea, hay anécdotas similares…


-Y con tantos otros. Una de las fallas más grandes de nuestra educación es que se ocupa, con todo derecho, de los derechos de los diminuidos física e intelectualmente, pero no se ocupa de los superdotados que sufren tanto o más que los deficientes.


-¿Qué es un superdotado?


-Un niño que consigue mantener incólumes sus talentos naturales a pesar de sus maestros.


-Algo que nada tiene que ver con el famoso IQ, o coeficiente intelectual, ¿o sí?


-No, no tiene nada que ver con el coeficiente intelectual ni con la posibilidad de hacer los quebrados más rápidos que los demás.


-¿Y qué sería una persona inteligente?


-Depende desde dónde se mire. Si se mira en el sentido de utilidad de la corporación transnacional, un tipo inteligente es el que permite que en el balance de fin de año se hallan ganado muchos más millones de dólares que en el año anterior.


-¿Y desde una mirada espiritualmente más evolucionada?


-Desde esa óptica, un ser inteligente es aquel que consigue ser él mismo de acuerdo a su naturaleza y lleva, además, ese proceso evolutivo hasta sus últimas consecuencias.

-¿Podría mencionar algunos ejemplos que encajen en ésta última categoría?


-Bueno, los autores sobre los cuales he escrito o traducido: el Maestro Eckhart, Thomas Merton, Edgar Morin, Ken Wilber, el poeta persa Jalal al-din Rumi, William Blake…


-Ahora, más allá de que además hayan podido ser poetas, escritores, filósofos o pensadores, hay un tinte decididamente místico en casi todos ellos. En el contexto del misticismo, ¿qué rol juega el intelecto?


-Es un recurso natural que se usa en el abordaje racional de los fenómenos y que permite, a la manera del radar, construir itinerarios. Yo, como intelectual, lo utilizo del mismo modo que el capitán de un barco utiliza el cielo, las estrellas o la brújula. Ahora, cuando medito, trato de detener todos los discursos que la mente fabrica sin cesar. El trabajo introspectivo del meditador consiste en aquietar el torbellino mental. Por eso, en el budismo zen se habla de alcanzar la no-mente.


-¿No cree que el concepto de la no-mente da lugar a malas interpretaciones?


-Ese silencio interior al cual aspira el meditador no significa renunciar al intelecto sino que, a la hora de sumergirse en las aguas profundas de su ser, lo hace completamente desprovisto de salvavidas. Meditar es el arte de entregarse. Uno aprende a nadar no porque conquista las aguas sino porque aprende a acompañarlas. Y para esto es preciso alivianarse, soltar lastre; de lo contrario te hundís. El otro día vi una película de origen hindú, Samsara. En una escena, el lado frontal de una piedra preguntaba: “¿Cómo hace una gota de agua para mantenerse como tal, sin secarse o evaporarse?” Y cuando el monje la da vuelta, lee: “Se sumerge en el océano”. En el mundo no se practica ese tipo de enseñanzas; todo lo contrario, cada uno termina encerrado dentro de un frasquito. Y por eso tenemos grandes colecciones de frasquitos y poca humanidad.


-¿Qué lugar le daría a la meditación dentro de la escuela o la pedagogía en general?


-En estos momentos, la medicación se enseña en muchos establecimientos pedagógicos, incluso en la Argentina. Yo espero que vayamos incrementando el quórum de las personas que tratan de afinar la propia vida como si fuera un instrumento. En una de esas, por contagio y por seducción pueda llegar a contagiar a los demás. Y la humanidad también se contagia.


-¿Cuál es el rol fundamental del intelectual contemporáneo?


-Hoy, el intelectual, en lugar de dejarse atormentar por todo lo que no funciona en la sociedad contemporánea, tendría que poner mucho más énfasis en la divulgación de nuevos caminos posibles, de los aciertos de quienes están en condiciones de marcarnos los claros, los tesoros ocultos y los verdaderos significados de nuestro papel en la vida.


-¿Hay ejemplos concretos?


-Abundan. En la literatura, en el cine, en la música… Hay una cantidad de individuos que están dando grandes pasos en pos de un modo diferente de ser humanos.


-¿Diferentes en qué sentido?


-Con mayor intensidad, transparencia, compromiso, solidaridad, autonomía…


-Conceptos muy lindos pero algo abstractos…


-Sí, pero cuando uno los aplica en la vida cotidiana, dejan de ser ideas y se convierten en vivencias. En estos tiempos, el intelectual tiene la rara oportunidad de asumirse como una especie de “radar” mental a fin de captar aperturas hacia realidades -individuales y sociales- inéditas.


-¿Por qué dice “rara oportunidad”?


-Porque la cultura actual se encuentra en una etapa de descomposición, y así como la Edad Media fue un torbellino que dividió los tiempos entre la Edad Antigua y la Edad Moderna, ahora atravesamos un territorio “intermedio”, que dejó de ser “posmoderno”. Al igual que el artista, el intelectual tiene tres opciones: denunciar, enunciar (o sea, describir conceptos desde la ética o la estética), o anunciar rumbos. Me atrae esta última posibilidad. Y desde ella, insisto en que la sociedad del mañana deberá concebirse como una obra de arte.


-¿No tiene la sensación de que a veces el propio ego termina siendo la principal preocupación de muchos intelectuales?


-Bueno, hay intelectuales que generalmente disertan para escucharse a sí mismos. Y debo reconocer que muchos de ellos producen disertaciones no menos que magníficas pero absolutamente estériles.


-William Blake, a quien usted tanto admira, escribió: “Quién piensa y no obra, engendra peste”. ¿Dónde entra el intelectual en esas palabras?


-La persistencia de la crítica negativa es una manera de bloquear el advenimiento de lo contrario. Un amigo mío, poeta, cuando leyó por primera vez esa frase de Blake, dijo: “Quien no piensa y obra, también engendra peste”. Entonces, cuando el intelectual es al mismo tiempo humano, ya no tiene miedo al ridículo.


-Pero el miedo al ridículo es directamente proporcional al tamaño del ego.


-Sí, pero no hay nada que yo pueda hacer con el ego ajeno. A duras penas puedo hacer algo con el mío, y tratar de que no entorpezca en mi vida.


-En este aspecto, ¿cómo ha influido la psicología, que tanto insiste con la reivindicación del yo como una entidad permanente, no transitoria e independiente?


-La mayoría de la psicología no hace más que aplacar los conflictos, a fin de que la persona siga desempeñándose como un engranaje eficaz en la maquinaria que lo va a terminar de destruir, más de lo que lo ha destruido hasta ese momento. Con los años me he sentido atraído por la psicología transpersonal que, en cierta forma, amalgama lo espiritual y lo psicológico en un mismo aliento. Esto tiene un parentesco con lo que fue la psicología del hombre sano, de Abraham Maslow, que apuntaba a desarrollar los núcleos positivos de las persona, en lugar de quedarse atascado en los aspectos negativos o patológicos.


-¿Le preocupa la fuga de cerebros de la que tanto se habla?


-No es un tema que me haya preocupado mucho. Tengo muchos amigos poetas que se han ido de la Argentina y que han constituido su familia en otros lugares y que siguen escribiendo hermosas poesías. Y, de la misma manera, hay mucha gente que emigró de otra parte y está haciendo lo que deben hacer entre nosotros. Claro, se preocupan con razón los que dicen lo que cuesta formar un graduado universitario para que después se vaya a ejercer en otra parte. Pero la culpa no es del graduado universitario sino de la falta de oportunidades de nuestro país.


-Otro tema en los que usted insiste es en que las ciudades tienen que volverse verdes.


-Sí, no quiero dejar de lamentar que en nombre del progreso se sigan asfaltando y llenando de concreto los paisajes. Nuestra ciudadanía no está concientizada desde un punto de vista ecológico ni espiritual.


-¿Por qué hace referencia a la ecología y a lo espiritual simultáneamente?


-Porque la raíz etimológica Oikos, del griego, que quiere decir “morada”, sirve para crear tanto la ciencia ecológica como la palabra ecuménico, que es la morada universal dentro de la cual pueden convivir todas las religiones. El grueso de la gente sufre una suerte de mutilación espiritual; es decir, está convencida de que el poder adquisitivo exacerbado es la vía para llegar a triunfar en la vida. Vamos a tener que seguir padeciendo algunos tsunamis y algunas otras catástrofes análogas para darnos cuenta que, como decían algunos indios norteamericanos, el dinero no se puede comer. Sin embargo, por primera vez en la historia, el último Premio Nobel de la Paz lo ganó una mujer africana, mi amiga Wangari Maathai, que al mismo tiempo es la primera ecologista. Con lo cual vemos que, en cierta medida, estamos avanzando en la dirección apropiada.


-¿Cuándo habla de espiritualidad habla también de religión?


-No tienen nada que ver una con la otra; la religión se apoya en el dogma y la espiritualidad en la inmensa generosidad del universo.


-¿Qué cree que sucederá con las religiones?


-Mucha gente necesita la religión. Colin Wilson, un pensador contracultural británico dijo, y yo coincido, que la religión es un bastón para el camino. Y hay gente que necesita un apoyo al caminar.


-Por último: ¿cómo vive su rol de intelectual del siglo XXI?


-Como una suerte de cronista de un nuevo mundo posible. Y dado que la mente humana es una especie de timón, como intelectual me predispongo a expandir el área de mi conciencia, a orientarme hacia experiencias de plenitud, a soltar lastres de prejuicios y cobardías, y a proponer el ejercicio de una solidaridad conceptual y espiritual donde cada cual logre ofrecer lo mejor de su naturaleza.


Datos personales
Miguel Grinberg ha sido protagonista de la cultura alternativa de las últimas cuatro décadas en la Argentina y las Américas.
Editó revistas de vanguardia (Eco Contemporáneo, Contracultura y Mutantia), creó un baluarte de la pedagogía transformadora (Multidiversidad de Buenos Aires), fue cofundador de alianzas “verdes” pioneras (Red Nacional de Acción Ecologista y Pacto de Acción Eco-social de América Latina), e inventó una técnica avanzada de meditación para el desarrollo del potencial intuitivo (Holodinamia). Realizó además memorables ciclos radiales y, desde la prensa escrita y televisada, promovió el rock argentino y la ecología social. Fue prosecretario de redacción del diario La Opinión y de la agencia de noticias Télam. Tradujo al castellano obras de Herbert Marcuse, Thomas Merton, el Maestro Eckhart, William Blake, Joseph Campbell, Mahatma Gandhi y Allen Ginsberg, entre otros.





PENSAMIENTOS CÓSMICOS
Por Carl Sagan


Hemos traducido al castellano algunos pensamientos cósmicos de Carl Sagan, extraídos del libro y de la serie de televisión Cosmos, y que esperamos sirvan como fuente de comprensión, inspiración y deleite. Sumergidos como estamos en el devenir universal, nos vendrá bien detenernos un momento para adquirir un poco de perspectiva cósmica.
Quienes quieran ampliar los conocimientos que aquí se sintetizan, podrán leer el libro Cosmos de Carl Sagan y ver la serie de televisión. Se los anima también a ver la película (o leer el libro de Carl Sagan) Contact.


1.- El continuo espacio-tiempo

El cosmos es todo lo que existe, ha existido o existirá alguna vez. Nosotros mismos estamos hechos de materia estelar. Somos un medio por el que el cosmos se conoce a sí mismo.

La perspectiva cósmica es de 15.000 millones de años luz. Nuestro planeta es una mera mota de polvo girando alrededor de una estrella en las oscuras afueras de una galaxia típica de 200.000 millones de soles. Las inmensidades del espacio y del tiempo abarcan enormes vacíos, espectacular belleza y, quizás, muchos otros seres inteligentes que se maravillan como nosotros. El proceso evolutivo, que da origen a esas otras inteligencias, comienza de forma simple, pensamos, con las moléculas orgánicas que son abundantes en el gas y el polvo entre las estrellas, moléculas que son también rápidamente formadas en la temprana historia planetaria.

La vida aquí, sobre nuestra pequeña isla en el océano cósmico, es un testimonio de las posibilidades ocultas en los átomos de hidrógeno cuando les damos 15.000 millones de años de evolución cósmica.

2.- La vida: una voz en la fuga cósmica

Dada la abundancia de mundos y de tiempo, ¿cuál es la probabilidad de que la vida sea exclusiva de la Tierra? Hasta ahora solo conocemos el agudo tono aflautado de la vida en un mundo. Mientras nos preparamos para futuras exploraciones, nos asombramos y especulamos acerca de otras posibles voces en la fuga cósmica.

Esta generación ha sido la primera en descifrar las funciones del ADN, la molécula maestra en el corazón de cada célula y de cada cosa viviente sobre la Tierra. En el ADN se encuentra codificada la biblioteca de información genética, y sus pequeños pero importantes cambios producen mutación; es el compositor, intérprete e instrumento de toda vida en la Tierra.

Para las percepciones humanas, este proceso de evolución es lento. Pero en el tiempo cósmico, la evolución ha hecho maravillas. El origen y diversificación de la vida en la Tierra ha transformado y embellecido el planeta, un planeta floreciente que debe ser protegido y apreciado. En algunas especies, la vida ha desarrollado inteligencia y algún grado de consciencia. Esa consciencia nos permite a los humanos retroceder en el tiempo, contemplar nuestros orígenes y apreciar aquellos primeros pasos que nuestros antepasados dieron para trazar la carta de navegación de los cielos - el rumbo que conduce a la ciudadanía cósmica.

3.- La armonía de la naturaleza

Las mismas leyes naturales determinan la caída de una manzana en la Tierra, la trayectoria de una nave espacial interplanetaria y la majestuosa danza de galaxias a miles de millones de años luz de distancia. Los mismos elementos químicos, las mismas leyes de la mecánica cuántica, se aplican en cualquier lugar del cosmos.

Nuestros antepasados observaron la elegancia de la vida aquí sobre la Tierra y vieron evidente la exitencia de un Gran Diseñador. El más simple organismo unicelular es mucho más complejo que el más sofisticado reloj de bolsillo. Y además, los relojes de bolsillo no se ensamblan espontáneamente a sí mismos, o evolucionan, en lentas etapas, por sí mismos... de relojes abuelos. Un reloj implica un relojero - el arquitecto de la selección artificial. Pero, como Darwin y Wallace demostraron, existe otro camino, igualmente atractivo, igualmente humano y mucho más convincente: la selección natural, que hace la música de la vida más bella con el paso de los eones.

4.- Exploración: Historias de viajeros

Somos una especie joven y exploradora. El primer planeta que nosotros exploramos fue, naturalmente, el nuestro.... en magníficos barcos de vela, metáforas para las posteriores expediciones de descubrimiento a través del océano del espacio.

Los primeros barcos en navegar los mares del espacio han sido robots emisarios, designados para hacer un reconocimiento de los planetas cercanos. Pero algunos, como la nave Voyager, navegarán más allá, traspasando los límites del sistema solar e indestructible en el vacío del espacio.

En nuestra generación hemos encontrado fenómenos muchos más exóticos que cualquier tesoro traído de los lugares más distantes de la Tierra - agujeros negros, remolinos gravitacionales donde la luz es atrapada; púlsares, girando a modo de faros cósmicos; nubes oscuras de gas y polvo, mares de materia orgánica donde las estrellas nacen... Si no nos destruímos a nosotros mismos, las futuras generaciones algún día aterrizarán en mundos tan diferentes como todavía nadie ha podido imaginar - quizás un panorama nocturno de una galaxia entera ascendiendo sobre el horizonte; tal vez con una nebulosa multicolor en el cielo.

5.- Extraterrestres

Un tema común en la ciencia ficción y en la literatura OVNI supone la existencia de seres extraterrestres más o menos tan avanzados como nosotros. Quizás ellos tienen una clase diferente de nave espacial o de pistola de rayos, pero en la batalla ellos y nosotros somos más bien similares. En realidad, casi no hay posibilidad de que dos civilizaciones galácticas se encuentren en el mismo nivel tecnológico. En una confrontación, una de ellas siempre dominará completamente a la otra.

No tiene sentido preocuparse por las posibles intenciones malévolas de una civilización avanzada con la que podamos contactar. Es más verosímil que el mero hecho de que ellos hayan sobrevivido tanto tiempo signifique que han aprendido a convivir con ellos mismos y con otros. Una muy diferente clase de contacto es mucho más probable - el caso de que recibamos un rico, complejo mensaje, probablemente por radio, de otra civilización en el espacio, pero sin hacer contacto físico inmediato con ellos.

Puede haber planetas cuyos seres inteligentes no tengan 1011 neuronas como nosotros, sino 1020 o 1030. Nos asombraríamos de lo que ellos podrían saber. Si un mensaje extraterestre contiene valiosa información, las consecuencias para nuestra civilización serán pasmosas, incluyendo una profunda desprovincialización de la condición humana. Sabremos que cualquier cosa es posible.

6.- Cataclismos

De nuestros estudios de otros planetas obtenemos un renovado sentido de apreciación para la Tierra, que incluye serias advertencias del daño que le estamos inflingiendo y sus graves consecuencias. A través del uso miope de nuestras tecnologías, especialmente por el montón de reservas de armamento nuclear, corremos el riesgo de destruir nuestra civilización. No hay refugio a donde mudarnos en el cosmos.

Las colosales explosiones de supernovas, estrellas que se desgarran a sí mismas haciéndose añicos, son a la vez una muerte agónica y un punzante nacimiento. Las estrellas y los planetas próximos serán destruidos. Pero en la explosión se crean elementos pesados, los bloques de construcción de nuevos mundos y de nueva vida. Los sudarios de las estrellas -las nubes de gas en un remanente de supernova- son los vestidos nuevos de la futura generación de estrellas.

Los misterios del universo son ilimitados. Solamente en los últimos instantes del tiempo cósmico hemos empezado a resolverlos. Tenemos una elección: podemos usar nuestro nuevo conocimiento para viajar a los planetas y las estrellas en busca del conocimiento y la supervivencia, o podemos usarlo para destruirnos a nosotros mismos.

7.- ¿Quién habla en nombre de la Tierra?

Existen cien mil millones de galaxias y cada una, a su vez, contiene unos cien mil millones de estrellas. Nosotros presenciamos un cosmos resplandeciente de belleza y quizás rebosante de vida - un imponente recuerdo del poder y sutileza de las leyes naturales y el triunfo de la evolución cósmica. Estas contemplaciones del cosmos nos despiertan y estimulan - mirando hacia fuera, a los más espléndidos misterios, retornamos a nosotros mismos. Conforme nuestra comprensión se intensifica, aumente nuestro asombro, reverencia y respeto. La ciencia es una empresa colectiva que une a las generaciones en una continua aventura de descubrimiento de la naturaleza del universo. Nosotros encarnamos los ojos, los oídos y los pensamientos locales del cosmos. Nuestra obligación de sobrevivir se la debemos no solo a nosotros mismos, sino también a ese cosmos, antiguo y vasto, del cual procedemos.

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