La vida aquí, sobre nuestra pequeña isla en el océano cósmico, es un testimonio de las posibilidades ocultas en los átomos de hidrógeno cuando les damos 15.000 millones de años de evolución cósmica.
2.- La vida: una voz en la fuga cósmica
Dada la abundancia de mundos y de tiempo, ¿cuál es la probabilidad de que la vida sea exclusiva de la Tierra? Hasta ahora solo conocemos el agudo tono aflautado de la vida en un mundo. Mientras nos preparamos para futuras exploraciones, nos asombramos y especulamos acerca de otras posibles voces en la fuga cósmica.
Esta generación ha sido la primera en descifrar las funciones del ADN, la molécula maestra en el corazón de cada célula y de cada cosa viviente sobre la Tierra. En el ADN se encuentra codificada la biblioteca de información genética, y sus pequeños pero importantes cambios producen mutación; es el compositor, intérprete e instrumento de toda vida en la Tierra.
Para las percepciones humanas, este proceso de evolución es lento. Pero en el tiempo cósmico, la evolución ha hecho maravillas. El origen y diversificación de la vida en la Tierra ha transformado y embellecido el planeta, un planeta floreciente que debe ser protegido y apreciado. En algunas especies, la vida ha desarrollado inteligencia y algún grado de consciencia. Esa consciencia nos permite a los humanos retroceder en el tiempo, contemplar nuestros orígenes y apreciar aquellos primeros pasos que nuestros antepasados dieron para trazar la carta de navegación de los cielos - el rumbo que conduce a la ciudadanía cósmica.
3.- La armonía de la naturaleza
Las mismas leyes naturales determinan la caída de una manzana en la Tierra, la trayectoria de una nave espacial interplanetaria y la majestuosa danza de galaxias a miles de millones de años luz de distancia. Los mismos elementos químicos, las mismas leyes de la mecánica cuántica, se aplican en cualquier lugar del cosmos.
Nuestros antepasados observaron la elegancia de la vida aquí sobre la Tierra y vieron evidente la exitencia de un Gran Diseñador. El más simple organismo unicelular es mucho más complejo que el más sofisticado reloj de bolsillo. Y además, los relojes de bolsillo no se ensamblan espontáneamente a sí mismos, o evolucionan, en lentas etapas, por sí mismos... de relojes abuelos. Un reloj implica un relojero - el arquitecto de la selección artificial. Pero, como Darwin y Wallace demostraron, existe otro camino, igualmente atractivo, igualmente humano y mucho más convincente: la selección natural, que hace la música de la vida más bella con el paso de los eones.
4.- Exploración: Historias de viajeros
Somos una especie joven y exploradora. El primer planeta que nosotros exploramos fue, naturalmente, el nuestro.... en magníficos barcos de vela, metáforas para las posteriores expediciones de descubrimiento a través del océano del espacio.
Los primeros barcos en navegar los mares del espacio han sido robots emisarios, designados para hacer un reconocimiento de los planetas cercanos. Pero algunos, como la nave Voyager, navegarán más allá, traspasando los límites del sistema solar e indestructible en el vacío del espacio.
En nuestra generación hemos encontrado fenómenos muchos más exóticos que cualquier tesoro traído de los lugares más distantes de la Tierra - agujeros negros, remolinos gravitacionales donde la luz es atrapada; púlsares, girando a modo de faros cósmicos; nubes oscuras de gas y polvo, mares de materia orgánica donde las estrellas nacen... Si no nos destruímos a nosotros mismos, las futuras generaciones algún día aterrizarán en mundos tan diferentes como todavía nadie ha podido imaginar - quizás un panorama nocturno de una galaxia entera ascendiendo sobre el horizonte; tal vez con una nebulosa multicolor en el cielo.
5.- Extraterrestres
Un tema común en la ciencia ficción y en la literatura OVNI supone la existencia de seres extraterrestres más o menos tan avanzados como nosotros. Quizás ellos tienen una clase diferente de nave espacial o de pistola de rayos, pero en la batalla ellos y nosotros somos más bien similares. En realidad, casi no hay posibilidad de que dos civilizaciones galácticas se encuentren en el mismo nivel tecnológico. En una confrontación, una de ellas siempre dominará completamente a la otra.
No tiene sentido preocuparse por las posibles intenciones malévolas de una civilización avanzada con la que podamos contactar. Es más verosímil que el mero hecho de que ellos hayan sobrevivido tanto tiempo signifique que han aprendido a convivir con ellos mismos y con otros. Una muy diferente clase de contacto es mucho más probable - el caso de que recibamos un rico, complejo mensaje, probablemente por radio, de otra civilización en el espacio, pero sin hacer contacto físico inmediato con ellos.
Puede haber planetas cuyos seres inteligentes no tengan 1011 neuronas como nosotros, sino 1020 o 1030. Nos asombraríamos de lo que ellos podrían saber. Si un mensaje extraterestre contiene valiosa información, las consecuencias para nuestra civilización serán pasmosas, incluyendo una profunda desprovincialización de la condición humana. Sabremos que cualquier cosa es posible.
6.- Cataclismos
De nuestros estudios de otros planetas obtenemos un renovado sentido de apreciación para la Tierra, que incluye serias advertencias del daño que le estamos inflingiendo y sus graves consecuencias. A través del uso miope de nuestras tecnologías, especialmente por el montón de reservas de armamento nuclear, corremos el riesgo de destruir nuestra civilización. No hay refugio a donde mudarnos en el cosmos.
Las colosales explosiones de supernovas, estrellas que se desgarran a sí mismas haciéndose añicos, son a la vez una muerte agónica y un punzante nacimiento. Las estrellas y los planetas próximos serán destruidos. Pero en la explosión se crean elementos pesados, los bloques de construcción de nuevos mundos y de nueva vida. Los sudarios de las estrellas -las nubes de gas en un remanente de supernova- son los vestidos nuevos de la futura generación de estrellas.
Los misterios del universo son ilimitados. Solamente en los últimos instantes del tiempo cósmico hemos empezado a resolverlos. Tenemos una elección: podemos usar nuestro nuevo conocimiento para viajar a los planetas y las estrellas en busca del conocimiento y la supervivencia, o podemos usarlo para destruirnos a nosotros mismos.
7.- ¿Quién habla en nombre de la Tierra?
Existen cien mil millones de galaxias y cada una, a su vez, contiene unos cien mil millones de estrellas. Nosotros presenciamos un cosmos resplandeciente de belleza y quizás rebosante de vida - un imponente recuerdo del poder y sutileza de las leyes naturales y el triunfo de la evolución cósmica. Estas contemplaciones del cosmos nos despiertan y estimulan - mirando hacia fuera, a los más espléndidos misterios, retornamos a nosotros mismos. Conforme nuestra comprensión se intensifica, aumente nuestro asombro, reverencia y respeto. La ciencia es una empresa colectiva que une a las generaciones en una continua aventura de descubrimiento de la naturaleza del universo. Nosotros encarnamos los ojos, los oídos y los pensamientos locales del cosmos. Nuestra obligación de sobrevivir se la debemos no solo a nosotros mismos, sino también a ese cosmos, antiguo y vasto, del cual procedemos.