LA ETERNIDAD Y EL MIEDO A MORIR
por Miguel Grinberg
Una nueva ciencia llamada neuroteología nos dice que Dios no se encuentra en las circunvoluciones perfectas del espacio, la ambigüedad cuántica del átomo o los vaivenes fortuitos de un Big Bang insondable, sino en el chisporroteo eléctrico del cerebro humano. Los neuroteólogos han verificado que durante el estado meditativo profundo denominado atención plena, nuestras neuronas irradian ondas gamma de 40 ciclos por segundo que se entrelazan en lo que comúnmente es denominado experiencia mística. De este modo, el cerebro se ha convertido hoy en una especie de "nuevo planeta" circunvalado por psicoexploradores que denodadamente bucean bajo su superficie dando la espalda a las religiones convencionales.
En otra vereda conceptual, el filósofo francés Michel Onfray ha escrito un "Tratado de ateología" tras leer atentamente los textos sagrados de las tres religiones monoteístas: la Torá, el Corán y la Biblia, y destaca que "tienen en común el odio hacia las mujeres, a la inteligencia y la razón, a los libros, a la carne, a la libertad de cultura". Este pensador ateo propone un pensamiento eminentemente materialista en base a un elogio de todos los ámbitos que le interesan: la ética de la vida, la política, el uso del cuerpo, los relatos amorosos. Afirma que la probidad y el conocimiento del mundo son claves inevitables: "Es necesario trabajar con la realidad y construir a partir de ella". Trabaja en la reconstrucción de mitos guiados por la "pulsión de muerte", es decir, la negación del mundo y la existencia en favor de quimeras y cuentos. Posición que le ha conducido a un ateísmo no cristiano, que no conserva los usos del cristianismo en la vida corriente. Promueve un arte de vivir hedonista orientado hacia la existencia, la cultura de las artes y del conocimiento, la expansión, el placer, el conocimiento de sí mismo y del otro.
Aunque con ánimo crítico, Onfray advierte que la virulencia fundamentalista de los últimos tiempos se debe a que los monoteísmos (como religiones organizadas) han entrado en decadencia irreversible. De sus ruinas estaría surgiendo un nihilismo vagamente deísta que ya impregnaría nuestra sociedad de tal manera, que amenaza con convertirse en la neo-religión del siglo XXI: un hedonismo barato, consumista, anti-solidario y sin anclajes en ningún sistema de valores que no sea la pura justificación del placer/beneficio personal rápido y fácil; en definitiva, el triunfo ideológico del materialismo neoliberal más crudo.
La ofuscación de Onfray, hijo de una Europa agónica, me remite poéticamente al visionario William Blake: "Para ver el mundo en un grano de arena, y el Cielo en una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora." Eso promuevo en mis meditaciones.
Cotidianamente, lo que llamamos "realidad" es algo mucho más vasto de lo que creemos percibir. Nuestros cinco sentidos convencionales nos brindan apenas detalles específicos pertinentes a la vida de relación, y no al significado de la existencia o a la proyección de nuestro destino como seres sensibles y como especie racional.
Observo a una madre y una hija adolescente, vestidas de luto, junto al féretro que es cargado en un vehículo funerario: claramente, falleció el jefe familiar. Lloran, crispadas. Siento en el acto que ese gran dolor es "amor no vivido". Amplío el tema y pienso que el drama de la cultura materialista de esta época es la "vida no vivida". Que fomenta un miedo patológico a la muerte, que es celebrado por los dictadores, los nihilistas o los terroristas suicidas.
Mi finado papá, en un instante de su senilidad, suspiró y dijo: "¡Qué rápido que pasó todo!" Corrió toda su vida y jamás se detuvo a apreciar su paisaje interno. Aristóteles decía: "los seres Eternos no están en el tiempo". Por lo tanto, la existencia de Dios es ahora: el ahora eterno que separa las duraciones pasadas de las duraciones futuras, pero que en sí mismo no es una duración. Y expresó al respecto el Maestro Eckhart, "Dios está creando la totalidad del mundo ahora, en este instante". Tu instante.