26 julio 2006

LOS OÍDOS DEL MUNDO


Por Héctor A. Murena

Tenía noción de que la esencia del universo es musical. En el principio fue el Verbo. Dios crea nombrando, con ondas sonoras. En los Upanishadas se afirma que quien medite sobre el sonido de la sílaba Om llegara a saberlo todo, porque en ella esta todo. Tampoco ignoramos que el primer contacto de un ser humano con el mundo es la voz de la madre oída en el vientre, y que el oído es el último sentido que el agonizante pierde.

Incluso llegué a descubrir, torpemente y por azar, lo que algunos saben: que no se oye sólo por los oídos centrales, que tenemos muchos otros, en el pecho, garganta, piernas, que ciertas músicas se escuchan mejor en determinada posición física que en otras. Pensé alguna vez que acaso somos un gran oído, muchas de cuyas partes, por barbarie, dejamos de poder usar.

Sólo ayer pude experimentarlo en forma total, casi avasalladora. En Nueva York había encontrado cuatro años atrás un disco que me llamó la atención. Un recital de textos del Corán por el sheik Abdul Basset Abdul Samat. Cuatro años yació en el desorden de mi habitación, sepultado bajo libros, otros discos, reemergiendo, polvoriento. Yo no estaba preparado...

Ayer llegó la hora. En el silencio de la casa solitaria sonó esa voz. Yo estaba desplornado indolentemente en un sillón. Mi primer acto impensado fue sentarme en forma correcta: había entrado una presencia superior. Así no pude oír el primer versículo. El segundo me poseyó. Y el tercero y el cuarto. Llegaría un punto, avanzado el recital, en el que mi cuerpo iba a parecer disolverse bajo los efectos del sonido, convertirse en un traslúcido entrecruzamiento de acordes. Tardé en salir del éxtasis, en tomar la distancia desde la que se aprecia. No entendía la lengua, el árabe. Pero la voz me transmitía el mismo estado espiritual que causa la lectura del Corán: mezcla de sublimidad y violencia, una piedra preciosas tallada en forma inexorable, en cuyo centro quedé encerrado.

25 julio 2006

LA HORA DE LOS VISIONARIOS


Por Miguel Grinberg*

VIVIMOS UNA ETAPA DE PROFUNDA TRANSFORMACIÓN CULTURAL: ALGUNOS PERCIBEN EL CAOS Y EL BULLICIO DE LA SUPERFICIE, OTROS VISLUMBRAN EL SENTIDO DE LOS CAMBIOS.

Toda época es singular. Pero la nuestra excede los márgenes históricos conocidos porque en ella se superponen dos macro‑tendencias descomunales: el colapso de la civilización del petróleo y el surgimiento de perspectivas espirituales sin precedentes. Tenemos por delante dos epopeyas. Una ecológica, centrada en la preservación de nuestro planeta. Y otra existencial, centrada en el despliegue pleno de nuestra naturaleza evolutiva.


Retrospectivamente, se pueden analizar los matices cruciales de las eras correlativas que hoy identificamos como Antigua, Media y Moderna. Pero hay una diferencia fundamental entre todo eso y lo que desembocó en el pasado siglo XX. Y lo que ahora se nos impone es un fenómeno traumático de aceleración. Lo antiguo conocido se disuelve de modo arrollador, y lo nuevo desconocido se nos impone de manera incontrolable.

Mucha gente sufre esta transición radical como una especie de caos: ciudades atestadas, inseguridad urbana, inestabilidad laboral, catástrofes climáticas, corrupción política y otras calamidades socio‑económicas. Pero al mismo tiempo, otras personas vienen teniendo atisbos de una cosmovisión inédita, según la cual el torbellino de cambio no constituye una amenaza sino el umbral de una realidad donde pueden experimentar liberadores estados de conciencia.

La difusión y la aceptación de múltiples recursos para la exploración de nuestro "espacio interior", en particular una gran variedad de prácticas meditativas, a la par de un inmenso acervo de propuestas referidas a la salud integral, la alimentación natural, la educación transformadora y conocimientos milenarios, ilustran los rumbos de este fenómeno irreversible.

Un ensayo de todo esto se produjo durante la década de los'60, donde se hablaba acerca de la "expansión del área de la conciencia" y donde muchos intro‑exploradores ensayaron el uso de sustancias psico‑activas para adentrarse en zonas que indistintamente se llamaron místicas, esotéricas o mágicas. Con el paso de los años, fueron popularizándose las enseñanzas de muchos maestros y avatares que dieron acceso a conocimientos que hoy están al alcance de cualquiera. Y se logran los mismos resultados con estímulos sonoros.

Los meditadores estamos recuperando la visión espiritual del mundo mediante la activación de órganos de percepción que estuvieron muchos años atrofiados por falta de uso, en particular el llamado "sexto sentido" o intuición. A los antiguos griegos les resultaba usual ver a los seres elementales de la naturaleza y comunicarse telepáticamente con ellos. A esos seres del espíritu los llamaban "dioses". Pero para encarnar la aventura tecnocientífica de occidente, los seres humanos debieron poner a un lado tales dones y se concentraron en el desarrollo de la conciencia intelectual, a expensas de la visión suprasensible.

Al respecto, el sabio George Trevelyan, en su obra Llamado a una Cruzada Superior, expresa que "ha llegado el tiempo de que hagamos la ruptura de vuelta hacia la unidad con aquello a lo que realmente pertenecemos y de lo cual descendimos. Mientras haya bullicio en nuestras mentes e irritación y ansiedad en nuestras emociones, simplemente no podremos oír... Mientras tanto, el mundo está tan perturbado, tan lleno de torbellino y peligros... Pero no debemos temer, ya que la operación purificadora traerá la posibilidad de una nueva edad de oro en este planeta".

Los historiadores afirman que todas las grandes transformaciones culturales son invisibles. Hasta que de pronto, florecen de manera irresistible.


* Escritor y Educador, director del centro de estudios Multiversidad 2, autor de Desarrollo Intuitivo (Mutantia) y Celebración de la Vida Intensa (Deva's). Tomado de revista Uno Mismo, Enero 2006.



23 julio 2006

OBRA PRIMORDIAL DE THOMAS BERRY






















Reseña de

History of the universe

de Thomas Berry


Por Ingrid E. Hecker P.*

Todos los humanos, cualquiera sea su edad y en cualquier momento de la historia en que los situemos, se han preguntado de una forma u otra, acerca del origen de nuestra especie, del origen de la tierra, del universo, del origen, en fin, del tiempo y del espacio. Son preguntas eternas que de una forma u otra, reflejan la magia del misterio que envuelve nuestra presencia como especie en este hermoso globo azulado perdido en la inmensidad del universo infinito. Esta Historia del Universo de Thomas Berry, teólogo e historiador, profesor de la Universidad Católica de los Estados Unidos, y autor también de El Sueño de la Tierra, nos transporta al asombroso mundo del origen de nuestro cosmos.

La lectura del texto nos entrega nada más y nada menos, que una forma coherente de comprender una nueva historia de la evolución de la vida en nuestro planeta desde los orígenes del cosmos. El texto está planteado de forma imaginativa, cautivante, y con una profunda preocupación por generar una nueva percepción acerca de la necesidad de comprometernos con la restauración del equilibrio ecológico que es, tal vez, el único camino para asegurar la sobrevivencia de la tierra. El libro de Thomas Berry nos introduce en una narrativa que inicia un proceso largamente esperado acerca de la forma en que tenemos que educar a los seres humanos acerca de quiénes somos, de dónde venimos, y también acerca de la hermosa complejidad de la danza cósmica y ecológica que nos sostiene con vida en esta inmensidad universal. Es el antídoto a visiones fragmentadas y nihilistas acerca del futuro de la humanidad, que le permitirá a las generaciones del Tercer Milenio hacerse cargo de manera constructiva de su verdadera situación natural e histórica, para así iniciar el vuelo infinito hacia la conservación del planeta.

Este texto representa, de manera creativa y hermosa, la unión de las ciencias exactas con las ciencias humanistas explorando, de forma dramática tal vez, el despliegue elegante del universo desde sus orígenes así como también, el lugar tan especial que ocupa este planeta nuestro llamado tierra, en el cual la humanidad se desarrolló y además nos desafía a contemplar las infinitas posibilidades que nos miran desde el futuro. El libro presenta un proceso sistémico de desarrollo del universo con un lenguaje histórico de contenidos didácticos, elegantes y novedosos acerca del origen de éste desde la llamarada inicial primigenia: la bola originaria de fuego, pasando por el momento de cristalina belleza en que se originan las galaxias y las supernovas hasta llegar a la epifanía misma, que es el origen de nuestro sol.

El libro nos ofrece la descripción fascinante de cómo la tierra recibe el regalo de la vida y lo desarrolla desde los primeros procariotes, plantas, animales hasta la aparición del hombre. Berry, nos lleva de paseo por los villorrios neolíticos y de allí a las civilizaciones clásicas, al nacimiento de las naciones, a la revelación de la época moderna y hasta nosotros que damos término al período Cenozoico de la Tierra para iniciar con una celebración a la vida, la época del Ecozoico que permitirá un vivir pleno y feliz de las generaciones futuras.

¿Quién no ha escuchado distintas versiones acerca del origen del universo en multiformidad de lenguajes? Desde la época del paleolítico hasta hoy, hace ya cinco mil años hemos tratado de develar el momento revelador del comienzo de los comienzos. Todas las civilizaciones humanas en sus distintas etapas y circunstancias le han otorgado significación a la vida y a la existencia misma. A través del tiempo la han celebrado con rituales elaboradísimos, con matices distintos de acuerdo al momento histórico en que éstos se dan. Es decir, la historia de todas las historias ha sido celebrada una y otra vez. De hecho, ha sido esta ritualidad la que le ha otorgado sustento y guía a la conformación de los hechos humanos, porque de una forma u otra, nos han servido de referentes para moldear nuestras conductas personales y comunitarias. Y, ¿por qué no decirlo? ha establecido las bases de la autoridad social.

Los pueblos aborígenes del mundo entero, guardaron siempre el sentido mágico del cosmos. Sostenían que para aprender acerca de nuestros orígenes debíamos mirar hacia los cielos. Nosotros en el período moderno le hemos restado el carácter sagrado al cosmos, y los historiadores al intentar articular una explicación de la historia del mundo y de la humanidad lo hacen interpretando tan sólo la actividad de los hombres, y no de una manera holista que integre al mundo con los humanos actuando en él. Los científicos tienden a separarlos, como si fueran apéndices uno del otro. Thomas Berry nos hace comprender que las explicaciones detalladas que nos dan los científicos acerca de las dimensiones físicas del cosmos, no nos sirven de nada si no tomamos en cuenta la dimensión humana de éste. Es por ello que, incluso en nuestra educación aparece esta división odiosa de lo que es "científico" (puro) y lo que es "humanista", como si ambos fueran independientes uno del otro.

Con todo el avance científico y tecnológico de la época contemporánea, Thomas Berry nos lleva a aceptar que no hemos sido capaces de otorgarle un sentido, ni un acercamiento significativo al universo, y por lo tanto, hemos distorsionado de manera trágica la comprensión de lo que la presencia humana significa sobre la tierra. No hemos sido capaces de comprender el rol fundamental que nos cabe en esta magna tarea, que es la de habilitar a la tierra y al universo entero para que éstos puedan reflejarse y celebrarse en sí mismos a través de nuestra actividad y de nuestra comprensión de los profundos misterios involucrados en el corazón mismo de nuestra historia cósmica, de tal manera de desarrollar una auto-conciencia "consciente y específica". El desafío que nos presenta Thomas Berry, es el desarrollo de una historia y de una ciencia de nuevo tipo; con una narrativa distinta que recién ha comenzado a expresarse. Esta historia nueva, este recuento novedoso, tiene en su base primordial el origen del universo procesado a través de una cantidad inmensa de información que obtenemos con instrumentos de gran sensibilidad y precisión, que nunca antes habían estado a nuestra disposición. El problema más grande que enfrentamos no es la falta de información, sino que la capacidad que debemos desarrollar para procesarla, asimilarla y comprenderla, para abrir paso a un período nuevo en el entendimiento que tenemos de nosotros mismos y del universo.





Pareciera ser que el cambio de mayor sentido e importancia que hemos vivido en el siglo XX, es el salto cualitativo que hemos dado de un sentido de cosmos al de cosmogénesis. Berry, nos enfrenta al poderoso impacto que ha tenido sobre el pensamiento humano el aceptar que desde el comienzo de la conciencia humana, ha existido un proceso secuencial de "estaciones" o etapas que siempre se renuevan, con muertes y ciclos de re-nacimiento. Pero el pensamiento moderno entonces, y especialmente el del siglo que ya termina, ha cambiado de un "modo espacial de conciencia" en donde el tiempo se considera como ciclos renovables, a un "modo de conciencia" en que el tiempo se considera como un desarrollo en sí mismo; es decir, el tiempo se experimenta como una secuencia evolutiva con transformaciones irreversibles. Este nuevo prisma, es el de comenzar a comprender la historia del universo en sus dimensiones holistas con toda la riqueza que está involucrada en él; esto es especialmente verdadero en relación a nuestro planeta tierra, "un planeta misterioso" como dice el autor, sobretodo cuando contemplamos las infinitas manifestaciones y complejidades de su desarrollo. Pareciera ser, que la tierra en su maravilloso desplegarse ante nosotros y ante el tiempo, celebra con felicidad el hecho de su existencia.

Si se dudara esto, tan sólo habría que contemplar la magia y el colorido de la multiplicidad de plantas, animales, el vuelo circular de las golondrinas haciendo nido, así como también la maravillosa elegancia del florecer de la primavera y el lenguaje dormilón del invierno, las conchas marinas multicolores, la elegancia de los copos de nieve y la del desplegarse de las galaxias para darse cuenta que esta historia de la tierra es también la historia de los humanos, la historia de todos los seres que habitan la tierra, la historia del universo entero.

La historia contada al estilo de Thomas Berry es fascinante, porque nos permite darnos cuenta del significado nuevo que tiene esta comprensión para nosotros novedosa, pero que ya estaba presente en los mitos que contaban los pueblos tribales y las civilizaciones clásicas en sus épocas. Quizás, el logro final de este re-cuento, sea que la comunidad humana llegue a entender que es parte de una comunidad mayor llamada tierra y que ambas, pueden enriquecerse mutuamente. Berry nos insta a constatar que este hecho aparentemente tan simple implica un re-visar muy complejo de la historia humana. Sin embargo, al final del camino podemos esperar que se sobrepase la mera expresión narrativa de esta historia, y surja una nueva poesía, una música nueva, una nueva ritualidad que abrazará a toda la cultura contemporánea en una escala universal.

La meta entonces, no es sólo leer el libro, sino que permitir que la historia llegue a transformarse en efectivamente funcional. Cuando constatamos que muchos de los sistemas de vida sobre la tierra están dañados extensiva e irreversiblemente, vemos que estamos dando fin al Cenozoico, como decíamos al comienzo de esta reseña. Esta ha sido la época que le ha otorgado identidad a los procesos vitales de la tierra durante los últimos 67 millones de años, y durante ese tiempo la vida se expandió con una brillantez y belleza sorprendente incluso para el más indiferente, hasta nuestra llegada.

El humano ha tomado el control absoluto hoy en día de los sistemas vivientes de la tierra tanto así, que ahora el futuro de ésta y de nosotros mismos depende de las decisiones que tomemos. El control de la vida o la muerte que tenemos como especie sobre nuestra supervivencia y la de todas las especies, es mayor de lo que nunca soñamos. Estamos decidiendo qué especies desaparecen o no; estamos determinando la estructura química de la tierra, el aire y las aguas, estamos en fin, construyendo un mapa del que desaparecen áreas de flora y fauna nativa, negándole a nuestro planeta su autorregulación funcional que ha sido su genial forma de sobrevivir a los cambios a través de modalidades muy propias que le son naturales.

Todo el riesgo, la presunción, la pedantería, la irresponsabilidad con que los humanos enfrentamos los procesos de la tierra viviente deben cambiar urgentemente para tomar decisiones complejas y difíciles que implican re-conocer los aspectos más íntimos del mundo natural. Nuestras ciencias, poco a poco, comienzan a recuperar esa mística nueva que se necesita, asociada con el nivel más alto del conocimiento holista y de la competencia crítica, para dar paso a lo que el autor llama el período ecozoico, para indicar con ello la magnitud del cambio que es preciso generar, y el extenso e importante papel que el ser humano debe jugar desde el inicio del nuevo siglo.

Este nuevo período biológico exige la participación de toda la comunidad planetaria para su logro total. Thomas Berry sostiene por ejemplo lo siguiente: "las bio-regiones en las que la tierra está dividida de acuerdo a su estructura geográfica, necesitan ser reconocidas como la base de estas comunidades de especies múltiples que deben desarrollarse más integralmente, con respeto por sí mismas". El autor sostiene que el movimiento que realizan las Naciones Unidas, debe llegar a ser mucho más que eso y convertirse en uno que se llame las Especies Unidas, indicando la necesidad de una comunidad entera vista de forma sistémica y holista enfatizando el hecho de que a ella, pertenecemos todos. De hecho esta nueva concepción tiene una manifestación temprana y hasta ahora insuficiente, en el Acuerdo Mundial por la protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente, aprobado en la Asamblea de las Naciones Unidas en 1982.


El título completo del libro de Thomas Berry, nos ilustra aún más acerca de la urgente necesidad de hacernos cargo como educadores y como masa crítica intelectual de los desafíos ya explícitos en lo que ocurre con nuestro planeta: "La Historia del Universo: desde la llamarada primordial a la Era Ecozoica; una celebración del despliegue del Cosmos" es inspirador, revelador y desafiante. Es un libro escrito para el lector común y corriente que desea entender mejor sus orígenes desde el comienzo de los tiempos; por lo tanto, el lenguaje no es técnico, sino que accesible para el lego. Al explicar el origen de las primeras formas de vida en la tierra, desde los procariotes hasta las grandes civilizaciones, el autor utiliza las hipótesis que aparecen como más convincentes, evitando involucrarse en debates académicos acerca de lo mismo, de tal manera que pone al alcance de todos nosotros, la complejidad de lo que se está planteando. Thomas Berry carece de "snobismo" académico, por lo tanto está en todo momento consciente de que en el futuro pueden aparecer nuevas evidencias y una comprensión más profunda que puede llevarnos a utilizar hipótesis alternativas. Para aquellos lectores que estuviesen interesados en profundizar, el texto está lleno de bibliografía adicional.

Para mi visión de educadora y de socióloga, el valor agregado del libro lo encontré en la presentación de una historia fascinante, que está escrita con una elegancia infinita, y sobre la cual se puede construir un programa educacional tanto para las ciencias exactas como para las ciencias humanistas, el cual podría contribuir enriquecer los procesos de enseñanza/aprendizaje de nuestros estudiantes creando paso a paso, una nueva conciencia planetaria y cosmológica que desafíe la complacencia del relativismo cultural.

Nuestros estudiantes (y me refiero al país, al continente, al mundo), carecen de una narrativa coherente del origen del universo y del planeta tierra. Berry contribuye con su libro, a darle este sentido de unidad hasta ahora ausente en los procesos educacionales. Y lo hace de manera tan eficiente, que puede ponerse en práctica desde los primeros comienzos en que el niño se enfrenta con las preguntas básicas como el "¿de dónde venimos?", hasta en los niveles más altos del entrenamiento educacional en las distintas esferas profesionales. Nos permite identificarnos y describir de dónde venimos y adónde estamos en el espacio y en el tiempo. Nos otorga una conexión, un sentido de comunión con los componentes vitales y no vitales de la tierra. Lo maravilloso de esta historia contada por su autor es descubrir al final de sus líneas que todo lo que vive en la tierra tiene una misma línea genética de desarrollo. Y que, incluso más allá del reino de la vida misma, tenemos un origen común en la Llamarada Original Primordial, en las energías que se desplegaron para dar origen al universo entero, desde la cual emergieron todas las cosas.

Thomas Berry plantea su libro de manera humilde porque sostiene que es tan sólo un aporte, algo secundario contenido en un relato maravilloso y difícil de narrar, quizá porque la aventura que está envuelta en el desarrollo del universo mismo, es muy sutil, emocionante y demasiado misteriosa para ser capturada de manera definitiva y absoluta en un texto. El libro tiene muchos méritos, pero lo cautivante de su lectura es, como señalara anteriormente, su objetivo central: intentar despertar la sensibilidad humana ante esta historia maravillosa, llena de esplendor que se manifiesta en cada forma de vida en nuestro planeta para así permitirnos creer en que podemos participar de manera activa en el desarrollo de lo que continúa de la historia; presentarnos ante la expectación que despierta siempre el "continuará..." de todas las historias que nos maravillaban con su magia en nuestros días infantiles.

Santiago de Chile, julio de 1999.

* Socióloga, B.A. Hons., M.A., PH.D. Profesora Universidad Bolivariana y de la Universidad Diego Portales.

EL PROGRAMA UNIVERSAL


"La forma del hombre resume
todas las formas, tanto de las
cosas superiores como de las
cosas inferiores.

Y porque esta forma
resume todo lo que existe,
nos servimos de ella para
representar a Dios como el supremo patriarca.

El mundo superior fecunda al
inferior, cuando el hombre,
mediador entre el pensamiento
y la forma,
encuentra al fin la armonía.

Todo cuanto existe es un cuerpo
animado por un alma única" (Rumi ).

UNA VISIÓN MÁS DIRECTA DE LA VIDA







“Este es el descubrimiento más grande del mundo científico: se toma gas hidrógeno, y cuando se le deja reposar se convierte en rosales, jirafas y seres humanos”.
–Brian Swimme





“Nuestros cuerpos se han creado con la reciprocidad delicada de las diferentes texturas, sonidos y formas de la Tierra en constante movimiento; nuestros ojos han evolucionado debido a la sutil interacción con otros ojos, así como nuestros oídos están en sintonía con la estructura creada por el aullido de los lobos y el graznido de los gansos. El cerrarnos a oír esas otras voces, el continuar con nuestros estilos de vida condenando las otras sensibilidades con la inconciencia de la extinción, es robarle a nuestros propios sentidos su integridad, y robarle a nuestra mente su coherencia. Sólo somos humanos cuando estamos en contacto y convivimos con lo que no es humano”.
–David Abram, de The Spell of the Sensuous




“En la Biblia, la historia de la creación comienza con la génesis de la tierra, las plantas y las especies animales. Sólo al final es creado el ser humano. Para mí, esto significa que el resto de la creación no necesita realmente de los hombres; somos nosotros los que necesitamos al resto de la Naturaleza. Si la humanidad hubiese sido creada al comienzo, siempre digo, habría muerto al día siguiente. Este conocimiento debería volvernos más humildes y llevarnos a trabajar para proteger y preservar a todos los demás seres vivos, ya que nuestra subsistencia depende de la supervivencia de ellos”.
–Wangari Maathai






“… una gran existencia
palpita en el gigantesco corazón de la tierra
y poderosas olas del Ser fluctúan
desde el germen enervado al hombre, pues participamos
de cada roca, de cada pájaro, de cada fiera, de cada colina, unos con la esencia que mata y otros con la que devora.
– Oscar Wilde, Pantéico







“… creo que la primera célula viviente
Tuvo ecos del futuro en ella y sintió
La dirección y los grandes animales, el profundo bosque verde
Y la ruta de la ballena en el mar; creo que esta tierra esférica
No por casualidad y fortuna hace emerger sus nidos,
Sino que siente y escoge. Y la galaxia, la rueda de fuego
En la que estamos sujetos,
el torbellino de estrellas en el que nuestro sol es un grano de arena, un electrón, este gigantesco átomo del universo
No es fuerza ciega, sino que cumple su vida, e intenta su curso”.
–Robinson Jeffers, De Rerum Virtute




“Perdimos a la poesía de la tierra creyendo en la ilusión de las ciencias, el revelarnos la función física del mundo natural, fue revelarnos la verdad de la realidad de las cosas. La poesía y la música no se convirtieron en la quintaesencia de nuestra realidad en la tierra sino en algo ilusorio, falso e irreal.

Al final perdimos el mundo vasto del significado sin el que los seres humanos se vuelven insoportables incluso para ellos mismos. Incluso el mundo natural no podría funcionar en tales condiciones. Un debilitamiento en el interior así como la extinción externa se ha estado dando a cabo en todo el mundo natural. Porque las acciones de los seres humanos tienen un impacto no sólo en las formas físicas sino también en los principios internos de la vida que gobiernan el mundo natural. Incluso cuando realizamos nuestros acciones ecológicas y ambientales… nada de esto será exitoso al final, a menos que exprese una intimidad verdadera de acuerdo a esta comunidad vasta de la Tierra”.
–Thomas Berry¸ de To Honor the Earth


“El hombre, a pesar de sus pretensiones artísticas, su sofisticación y sus muchos logros, le debe su existencia a las capas de tierra de quince centímetros y al hecho de que llueve”.
Autor desconocido


[© COMSTOCK IMAGES]

11 julio 2006

PAZ INTERIOR, PAZ SIN FRONTERAS

Discurso de Su Santidad El Dalai Lama
Coliseo el Campin, Bogota, Colombia, Mayo 11 de 2006 4:30 p.m.

Esta es mi primera visita a su hermoso país. Es verdad que la gente aquí está enfrentando experiencias muy tristes. Aunque no había estado aquí antes, gracias a la comunicación que se da por los medios, de vez en cuando recibía noticias en algunos casos de estas experiencias dolorosas que sucedían. Y siempre comparto la experiencia de ustedes. Ahora ya he llegado a este país y he tenido información directa sobre sus experiencias. También oí que debido a las lluvias, hubo una tragedia recientemente, y quiero expresar mi empatía por esta situación, mi preocupación por la misma.

Cuando nos encontramos con dificultades y con cosas que nos hacen tristes, entonces, en general, tendemos a perder la esperanza y nos volvemos pesimistas. Pero creo que esa no es la forma en que debemos actuar, tenemos que mantener nuestra determinación para poder superar esas dificultades, y siempre mantenernos optimistas, es decir, nunca perder la esperanza.

Sé que hubo violaciones a los derechos humanos en el pasado, pero esa situación creo que está mejorando gradualmente. Creo que tenemos que reforzar también esta situación hacia mayores derechos humanos y enfocarnos principalmente en aquellos que han sido víctimas, particularmente, aquellos que son muy pobres y que han sido víctimas de toda esta situación.

Debido a que la gente humilde y pobre tiene menos habilidad para superar sus dificultades, tenemos que tener un especial cuidado con respecto a la situación de ellos. Por esta razón es que esta mañana y también ayer en las conferencias expresé estos pensamientos, estas ideas.

Permítanme que use esta gorra especial ahora, así puedo ver mejor. Porque a veces cuando no puedo ver a la audiencia, me hace sentir que estoy hablándole a nadie o que le estoy hablando a fantasmas. Pero cuando veo la audiencia tengo entonces la sensación de que estoy frente a algo vivo. No es que pueda verles las caras y saber si es que están escuchando o es que están durmiendo, eso no lo puedo ver. Está bien, no hay ningún problema.

Hoy ha venido un gran número de personas a este encuentro y seguramente han venido porque tienen una razón para ello. Quizás, algunos hayan venido creyendo que van a encontrarse con el Dalai Lama que tiene un mensaje muy especial para transmitirles, pero eso no es así, yo no tengo nada especial para transmitirles, quizás haya otros, peor aún, que vienen creyendo que van a encontrarse con el Dalai Lama y que el Dalai Lama va a transmitir algún tipo de energía especial que va a ser algo muy extraordinario. Pero eso no va a suceder, eso no es así, inclusive en estos últimos días aquí y en otros países me han preguntado si yo soy un buda viviente y eso realmente es una tontería, no tiene sentido y es peligroso además. Quizás hay otros que hayan venido simplemente por curiosidad, para ver qué es lo que tiene que decir esta persona que viene a la conferencia, a ver las ideas que tiene y la forma de pensar y eso es muy bueno, eso es correcto. Y puede que haya otros que hayan venido a manifestar su calidez de corazón, su empatía por una persona que ha perdido su libertad y que tiene su país en exilio, y por ello está en esas condiciones. Entonces, al venir a la conferencia se le demuestra aprecio por su causa. Si es así, es algo que aprecio mucho, me parece extraordinario que eso suceda.

Voy a hablar unos 20 minutos y después creo que sería conveniente que hicieran preguntas, quizás tengan algunos temas que los motive a hacer alguna pregunta y escuchar mi respuesta, además, para mí es bueno eso porque a partir de las preguntas que oigo, tengo una visión más clara del tipo de preocupaciones que los está afectando y demás. También es bueno cuando me hacen preguntas que son temas que nunca me puse a pensar, preguntas muy nuevas que me inducen a reflexionar, para saber cómo poder contestarlas y ello es algo que me beneficia.

Finalmente, también es posible que haya preguntas que son muy provocativas y que en ese caso reciban también una respuesta muy cortante. Eso también puede suceder.

El tema de esta conferencia es:
PAZ INTERIOR, PAZ UNIVERSAL O PAZ EXTERIOR.

En primer lugar cuando hablamos de paz, la paz no significa la ausencia de conflicto, la ausencia de problema, tampoco significa un estado de indiferencia frente a lo que está ocurriendo. Eso no es lo que significa paz. Paz significa que hay un problema y que lo enfrentamos con compasión, con sabiduría y con una proyección de solución a largo plazo y, deliberadamente, entonces, implementamos esas condiciones para poder resolver el problema. Eso es en realidad a lo que me refiero cuando hablo de paz.

La paz es algo que es muy importante para todos los seres, todos los seres vivos incluyendo las plantas, son seres que crecen de una manera correcta, apropiada, saludable, cuando las condiciones son de tranquilidad y calma, o sea que también a nivel de los seres vivos que tienen vida, como las plantas, la paz es relevante, pero particularmente la paz es más relevante para los seres que tienen conciencia, que pueden experimentar, que pueden tener un sentimiento de experiencia y en ese caso, por supuesto, abarca a todos los seres de este tipo, dentro de los cuales están los seres humanos. En el caso de los seres humanos existe una diferencia entre ellos y, por ejemplo, los animales y otros tipos de seres; ésta radica en el cerebro especial que tienen los seres humanos, esta inteligencia humana que es muy única, es muy particular. Tiene una capacidad enorme, tanto para producir el bien como para producir el mal, la inteligencia humana es formidable y cuando se inclina por el mal, entonces, puede producir realmente desastres y estragos como ninguna otra especie. Yo no creo, no he oído que hayan habido guerras entre animales, quizás hay peleas, hay violencia aquí y allá, pero no hay una guerra organizada entre un grupo de animales y otro grupo. No hay armamentos por de pronto, excepto, quizás, en el caso de los monos que agarren un palo y con eso peguen a otro, pero en general podemos decir que no hay guerras de animales en las cuales se utilice armamento y tampoco haya una destrucción tan global como la que pueda ocurrir en los seres humanos.

Con una mente humana que está desviada hacia el mal, el poder destructivo es gigantesco, puede destruir comunidades enteras y, además, causar, infligir un sentimiento enorme en aquellos que son los enemigos. Éstas son todas particularidades de la mente humana cuando está yendo en la dirección del mal. Como también si se dirige hacia lo positivo, la capacidad de la inteligencia humana es maravillosa, ya que puede realmente crear las condiciones para el beneficio propio y el beneficio de todos los demás seres, y tener ese interés incluso por el beneficio de todo el planeta, y todo esto puede ocurrir a partir de la mente humana. Por lo tanto, creo que la paz, en particular, con respecto a los seres humanos, es algo muy relevante.

La paz exterior puede lograrse a partir de la paz interior, por eso creo que en última instancia la paz interior es esencial. Para la paz exterior es necesario también tener paz interior, o sea, que la paz exterior se puede conseguir con la paz interior, es fundamental, pero eso es a largo plazo, así, con paz interior a largo plazo, eventualmente, también a nivel externo, se produce u ocurre la paz. Pero para entender bien aquellos factores o qué es lo que significa la paz, conviene contemplar aquellos factores que atentan contra la paz. Por ejemplo, cuando analizamos aquello que atenta contra la paz exterior, tenemos las armas de todo tipo, particularmente, las armas nucleares, las armas químicas, armas que son enormemente destructivas, y cualquier confrontación que ocurra a partir de esas armas puede causar realmente estragos en la humanidad, debido al poder que ellas tienen. En el pasado, las guerras que existían entre los seres humanos, eran menos dañinas, porque también el armamento que utilizaban era distinto, era una lucha cuerpo a cuerpo donde un soldado enfrentaba a otro soldado y ahí mismo podemos ver que también estaba la cuestión humana en la cual alguien tenía que atravesar con su espada a otro ser humano, mirarle la cara, ver la cara de dolor y todos esos aspectos que, quizás, en algunos casos haría más difícil para una persona matar de esa manera. En cambio en la guerra moderna eso no ocurre porque todo se hace en una forma muy mecánica, basta apretar un botón para que salga un misil que lleve una bomba altamente destructiva a miles de kilómetros de distancia y que explote y destruya una población entera sin que uno le esté viendo la cara o vea lo que está pasando. Es decir, que las armas son un factor realmente muy negativo si es que lo que realmente queremos es la paz exterior.

Por otra parte, el tráfico de armas es algo que es tremendamente dañino en muchos otros aspectos. Por ejemplo, me contaba un amigo francés en la época de la guerra civil en el Líbano, en una misma ciudad, parte de la ciudad estaba luchando y la otra parte de la ciudad, la gente estaba traficando armas, hacía el negocio de las armas, vendían y compraban armas. Y cuando vemos la situación de África, sucede lo mismo, todo el dinero que se tiene se invierte en armas, no hay suficiente comida, se descuida por negligencia el factor de la nutrición, de la comida que necesita el pueblo y después de un par de años de sequía se acabó completamente la comida y hay un problema severo de hambre. Y todo eso es por negligencia, por dedicar mucho más los recursos hacia el tráfico de armas que a lo que realmente cuenta para la felicidad de la gente. Por lo tanto, el tráfico de armas es un problema muy serio que debe ser afrontado y también debe ser eliminado, en general, siempre lo repito cuando visito otros países, cuando visito Europa, Norteamérica, etc., realmente la humanidad tiene que ir hacia la paz completa.

Ahora vamos a ver cuáles son los factores que se oponen a la paz interior. Estos son el enojo, el odio, el rencor, los celos. Atrás de ellos también está el apego, la codicia, que son factores que desatan o que engatillan una situación de violencia y de odio. Todos estos son factores internos y lo que tenemos que generar dentro de nuestra mente que está experimentado estos factores, es la compasión y sabiduría a través de las cuales podemos lograr un desarme interior. Es decir, una forma de luchar contra esos factores que son los que causan la violencia interior.

En cuanto al desarme exterior eso es algo bastante difícil y, en general, muchos de nosotros sentimos que está más allá de nuestro control. Pero en cuanto al desarme interior, yo creo que cada uno de nosotros tiene la capacidad para lograrlo.

Creo que en lo que a nosotros nos atañe, en cada uno de nosotros, hay dos aspectos que son de nuestra responsabilidad, uno de ellos es que tenemos que vivir una vida más pacífica y que esté imbuida de compasión, con una mayor compasión hacia los demás, y también con una visión más global de todo. Eso sería con respecto a nosotros, y también mirar hacia el futuro y ver las generaciones que nos siguen, ver de qué manera tenemos que actuar para que esas generaciones que están creciendo ahora, estén también incorporando dentro de su crecimiento estas cualidades humanas fundamentales como el amor, la compasión y demás. Estos dos aspectos son responsabilidad nuestra, son cosas que nos corresponde practicar.

Por eso, si en el propio ámbito en donde vivamos, en nuestra familia y demás, creamos un clima que está genuinamente fundamentado en el afecto, en la compasión, los hijos que nacen dentro de ese núcleo familiar y rodeados de ese ambiente de afecto y de calidez, van a crecer con un contacto muy habitual con ese tipo de cualidades y, por lo tanto, van a incorporar esas cualidades con mucha más facilidad, ya que se van a convertir en hábitos para ellos. Por supuesto que van a haber ciertas peleas, como siempre ocurre en las familias, pero esas peleas, en ese clima de compasión y de afecto no son peleas que luego produzcan resentimiento, sino que después, debido al afecto que existe también, no tienen huellas o desaparecen. Chicos que están educados o creciendo en ese ámbito, van a estar naturalmente mucho más abiertos a las cualidades de calidez, compasión, altruismo y van a crecer en esos términos que es algo que los va a favorecer mucho en cuanto a su paz interior y a su felicidad.

Pero, además de esto, creo que tenemos que prestarle especial atención a nuestro sistema educativo y verificar si realmente es un sistema completo o si no le está faltando algo, si no tiene nuestro sistema educativo moderno una falencia en cuanto al desarrollo, a la importancia que se le da a todas estas cualidades humanas dentro de la formación de un individuo que está siguiendo ese sistema. Es un punto que considero muy importante, que tenemos que analizar, tenemos que hacer investigación seria al respecto para analizar los sistemas educativos modernos actuales y determinar qué es lo que se necesita, qué es necesario agregar, qué les tenemos que modificar. Esto tiene que venir como producto de unos encuentros de expertos en la materia que puedan analizar e investigar con mucho detenimiento para traer soluciones y luego implementarlas dentro del sistema educativo. Es algo que he estado aconsejando en muchos países cuando viajo a Europa o a Estados Unidos, o cuando también estoy en Norteamérica, en otros países, que si realmente lo que queremos es que la gente tenga paz, entonces, tenemos que dar los elementos para que esa paz se fundamente y estos elementos son las cualidades humanas que tenemos que incluir dentro de nuestro sistema educativo como parte integral de la formación. En esta gira latinoamericana, en Argentina, en Chile y en Perú, he repetido estas nuevas ideas porque quise compartirlas con ellos, y en este momento deseo compartirlas con ustedes. Son sugerencias, son más bien pedidos que hago, pero realmente es algo que está en ustedes implementarlo.

Ahora surge la pregunta, ya que hay que promover estos valores humanos, profundos, será que se puede lograr, puede uno desarrollarlos en realidad. Y la respuesta es que, sí. Porque si miramos bien al comienzo de nuestra vida, apenas nacemos, el aspecto del afecto está completamente presente, en ese mismo momento, inclusive antes de nacer también. La ciencia médica nos dice que es crucial para el buen crecimiento del bebé, en la gestación, que la madre esté en un estado mental de tranquilidad y calma porque eso influencia mucho también a ese bebé que está creciendo y luego de nacer, durante las primeras semanas es muy importante que el bebé tenga un contacto físico con la madre. Además, la ciencia también nos indica que de esa manera el desarrollo del cerebro ocurre de la mejor forma posible, se desarrolla mejor y más rápidamente. Realmente, si lo vemos en el caso de un ser humano, el afecto es fundamental para la supervivencia, apenas nace el bebé, su primera acción es la de tomar la leche de su madre y ese sentimiento es hacia la madre y el sentimiento de la madre hacia el bebé es tan fuerte, el amor y el afecto que tiene es parte de su cuerpo. Por lo tanto, ese afecto que existe desde el mismo momento del nacimiento es parte integral de nuestra propia naturaleza. Es algo que está dentro de nosotros y es un factor fundamental para nuestra supervivencia. Lo vemos también en ciertos animales que sienten un afecto tan profundo, a través del afecto que tiene la madre por su cría, a veces la madre está lista como para inclusive sacrificar su propia vida si es que con eso protege la vida de las crías. Eso lo podemos ver. Eso también existe dentro del reino animal y no es más que afecto, lo que está ocurriendo allí. Ese sentimiento de afecto ante la cría y la madre y viceversa existe también en muchos animales. En algunos, sin embargo, no es así. Por ejemplo, hay ciertos tipos de existencia en los cuales la conexión entre la cría y la madre está totalmente desconectada. Por ejemplo, en algunos casos de tortugas que ponen sus huevos y después se van y dejan los huevos para que esos huevos por su propia cuenta se van madurando y nacen. En ese caso, no hay ninguna influencia de la madre a partir del afecto en el nacimiento del bebé y en la supervivencia del bebé o de la cría. La cría crece por sus propios medios y en muchos casos también con un factor de suerte. Pero realmente no hay como una conexión con esa madre. La madre ya está en otro lugar y no tienen contacto. Es decir que yo creo que en esos casos es imposible que exista un sentimiento de afecto y de intimidad entre esa cría y la madre, de la misma manera que ocurre en los seres humanos. Si nosotros pusiéramos a la tortuga madre con la cría, una frente del otro, estoy casi seguro que no habría ningún sentimiento de calidez o de afecto entre uno y otro porque no hubo para la supervivencia esa influencia y presencia del afecto que es tan fundamental para los seres humanos.

Por lo tanto ese afecto que ocurre a nivel del ser humano apenas nacemos, es totalmente natural, es algo que existe como parte integral de nuestro ser, no aparece a partir de la religión, no es algo que ocurra porque exista una ley que deba ocurrir, o porque el gobierno haya puesto ciertas reglas o ciertas resoluciones que hacen que entonces uno tenga que ser afectuoso en ese momento, sino que es una cosa totalmente instantánea, automática y genuina, lo que está indicando que es parte integral de nuestro ser. Entonces, porque es así, porque es parte integral de nuestro ser, el afecto, la compasión, la calidez, todas estas cualidades, es que creo que es posible que se las pueda promover y se las pueda cultivar para que se desarrollen.

También vemos que cuando una mente está en calma y experimenta compasión y todas estas cualidades humanas profundas, también eso afecta nuestra salud del cuerpo, nuestro cuerpo reacciona positivamente, está más saludable, y lo contrario también ocurre, cuando nuestra mente está perturbada, agitada y estresada, eso también repercute en nuestra salud, o sea que el poder de nuestra mente es tal que también influencia nuestro cuerpo, que es algo físico. Por todas estas consideraciones, entonces creo que es muy importante que comprendamos la importancia que tiene la compasión como parte de nuestro ser porque realmente cuando uno experimenta genuina compasión, automáticamente junto con eso está la tolerancia, el perdón, la reconciliación, y demás aspectos que hacen los valores humanos. Si bien esta semilla de compasión es algo natural en los seres, igual para desarrollarla, para que se fortalezca y crezca dentro de nosotros se necesita la influencia de nuestra inteligencia humana y por esa razón es que estaba hablando de la educación y de la importancia que tiene que la educación esté orientada a inculcar en los estudiantes todo este tipo de valores humanos basados en la compasión porque guiados con la inteligencia entonces van a crecer dentro de esas personas en forma muy positiva y muy natural.

Todo esto que hace a las cualidades humanas profundas de las cuales estuve hablando, es lo que significa una ética secular. En esto hay dos opiniones, en una opinión se establece que la ética tiene que basarse en una fe religiosa. La otra opinión es que la ética no tiene necesariamente que basarse en una fe religiosa. Yo opino como esta segunda, yo creo que no es necesario creer en una religión para tener este tipo de ética. Esta ética está basada en valores fundamentales de los seres humanos y es totalmente secular, no es necesario que esté relacionada específicamente con una fe religiosa.

Con esto he terminado mi conferencia de hoy y vamos si quieren a empezar este período de preguntas.

o ¿Qué es la compasión? ¿Cómo podemos entenderla?

Un ser humano por el mero hecho de que es un ser humano, al igual que yo, quiere ser feliz, y al igual que yo, no quiere sufrir y no quiere encontrarse con causas que le producen sufrimiento. Si miramos desde esa perspectiva, con una visión a largo plazo y con una visión más holística, más global y sin ningún tipo de parcialismo podemos comprender la compasión. Esa compasión totalmente imparcial dirigida a cualquier tipo de ser, es la compasión a la que aspiramos.

También la compasión genuina es tal, que dentro de ella hay un sentimiento de respeto genuino también por el derecho que tiene el otro ser a ser feliz y no sufrir. En ese caso entonces no se trata de lástima, ya que la lástima implica que uno está en un estado un poco más arriba que el otro, está mirando hacia abajo.

La siguiente pregunta:

o Muchos jóvenes vinieron a verle y a escucharle. ¿Qué mensaje especial les da a quienes desconociendo su cultura, les atrae la palabra iluminado?.

Con respecto a los jóvenes, si están esperando un mensaje especial, la verdad es que no lo sé, no tengo nada especial, pero considerando que los jóvenes están ahora creciendo en este Siglo XXI y que van a tener una parte activa en él, tenemos que considerar a este siglo como el Siglo del Diálogo, como herramienta para solucionar los problemas.

Mi conferencia, mis palabras, no están conectadas en particular a la cultura tibetana. Les estoy hablando de conceptos universales.

o ¿Qué oración podemos hacer para fortalecer la compasión?


En realidad, estoy hablando como un científico, no como un budista.

o ¿Qué te hace feliz y qué te entristece cuando despiertas en la mañana?

Pensar en mi desayuno me hace feliz.
Porque como soy un monje budista, como soy un monje budista, no como cena, no tengo cena.

o ¿Cómo espantas la tristeza?

La tristeza no es algo que debemos evitar, no es algo que tratemos de rechazar o espantar, sino que lo que tenemos que hacer es analizarla para encontrar cuáles son los factores que dieron lugar a esa tristeza, analizar las distintas causas y si vemos a partir de nuestro análisis que la podemos resolver, entonces no hay ninguna razón para tener tristeza porque la podemos resolver. Si luego del análisis, vemos que no hay nada que podamos hacer para resolverla, entonces tampoco hay razón para seguir estando tristes, porque esa es la realidad y no hay nada que podamos hacer al respecto.

o ¿Qué hace sufrir a Su Santidad, llora por algo?

Con respecto a aquello que me hace sufrir, a veces, como me ha pasado hace algunos años, en que estaba enfermo y tenía mucho dolor físico, entonces ese dolor físico era un sufrimiento, me hacía sufrir, pero en cuanto a dolor mental, o sufrimiento mental, me parece que es mucho menor, en realidad no tengo tanto sufrimiento mental. En cuanto a cuando lloro, creo que nunca lloro por algún sufrimiento personal, perdón, en cuanto al sufrimiento mental por supuesto que a veces escucho u oigo noticias que me entristecen, malas noticias, pero ahí lo que hago es lo que dice un dicho Tibetano que dice que “para las malas noticias deja que entren por un oído y que salgan por el otro”, es decir que no permanezcan dentro de nosotros. Y la forma en que las encaro es como si fueran unas olas, a veces aparece una ola y después la ola se va, se pasa. O sea que realmente no puedo hablar de que tengo sufrimiento mental.

Con respecto a llora, llorar por mi propio sufrimiento creo que nunca sucede, pero a veces cuando estoy preocupado por la situación de alguien, por la situación de alguna otra persona, o de algún ser, cuando estoy enseñando sobre el altruismo, sobre la compasión, el amor y demás cualidades, entonces en ese caso naturalmente surgen lágrimas en mis ojos. A veces también por efecto de la devoción, devoción hacia Borda, hacia Nagaryuna y a otros seres a quienes admiro, esa devoción que contiene ambos aspectos de un poco de tristeza y también alegría, también eso se traduce en lágrimas que espontáneamente salen. Pero eso no es realmente llorar por sufrir, no es sufrir, no es sufrimiento, es simplemente una experiencia de compasión, una experiencia de devoción.

o ¿Cómo se consigue la felicidad?, ¿existe la felicidad?, ¿cómo se entrena el carácter?


Es difícil de definir. Puede ocurrir cuando uno tiene un dolor físico que está tomando voluntariamente porque tiene un propósito mayor, entonces si bien la experiencia no es una experiencia de placer, la experiencia es una experiencia de sufrimiento, no es que uno tiene placer en sentir ese sufrimiento, sino que tiene una satisfacción muy profunda, muy íntima de ser capaz de tomar ese sufrimiento por el propósito mayor que se había fijado, eso en cierta forma quizás defina una forma de felicidad.

Como habíamos visto, con entrenamiento podemos desarrollar las cualidades de amor, de compasión y demás, y como resultado de eso a medida que van creciendo en nuestra mente, también logramos mucha más calma y paz en nuestra mente y eso eventualmente se convierte en un hábito, algo con lo que nos familiarizamos cada vez más.

Por supuesto, todos necesitamos de la compasión y particularmente aquellos lugares donde existen problemas y dificultades serias, especialmente aquellos que están pasando por una situación muy difícil, si les extendemos nuestra calidez de compasión y nos preocupamos genuinamente por su bienestar y tratamos también de ayudarlos de alguna manera, eso genera algo muy positivo que nos hace también reforzar nuestra determinación y continuar en esa misma dirección desarrollando esta cualidad.

Podemos ir a toda instancia, por ejemplo, hay programas que se implementan en la India y también en los Estados Unidos, programas que se llevan a cabo en las cárceles con los prisioneros y también con los guardias que consisten en prácticas de meditación y también prácticas del desarrollo de la compasión y demás, y realmente son muy efectivas, porque en las cárceles, los prisioneros son gente muy dura y también los guardias son gente muy dura y por lo tanto cuando se hacen estos programas e incluyen a ambos, luego de un programa de este tipo, se desarrolla mucho más amabilidad, mucha más bondad y gentileza que resultan en un estado de mucha más paz entre todos ellos. Yo también participé en reuniones de ex-prisioneros y de guardias y realmente cuando relataban sus experiencias es algo tremendamente triste lo que ocurre en esos lugares. Por eso creo y quería decir estas palabras, creo que los criminales, aquellos que hacen crímenes, la actitud de aislarlos de la sociedad, no creo que sea muy positiva, creo que es mejor tratar de acercarlos a la sociedad, de alguna manera infundirles una esperanza y también tratarlos de una forma que después se puedan integrar a la sociedad como seres normales, como personas normales. He oído decir que en este país no hay la pena de muerte y que, además, tampoco hay la prisión perpetua y eso realmente me puso contento porque son actos de compasión.

o ¿Cómo podemos liberarnos del apego y de la ignorancia?

Cómo podemos liberarnos del apego y de la ignorancia no es algo fácil, necesitamos mucho entrenamiento y mucha sabiduría. En términos generales, liberarnos de la ignorancia es casi imposible porque la ignorancia es casi limitada.

o ¿Es posible alcanzar un estado de imperturbabilidad en un país donde existe la violencia?

Por supuesto que es posible. Porque si uno tiene la correcta actitud de parte de uno mismo entonces todo lo que lo rodea, no importa lo que vaya sucediendo alrededor no lo va a perturbar. En cambio, si nuestra mente está perturbada, entonces todo lo que nos rodea, todo lo que percibimos alrededor, es problemas y dificultades y es como que todo se vuelve nuestro enemigo, todo el mundo que percibimos.

o ¿Cuál es el significado de la vida, vivir el día, el momento, el pasado, el futuro o sobrevivir?

Creo que es una pregunta filosófica. Cuando hablamos de vida hablamos de existencia y la existencia es la existencia de todo, todo tiene vida, podemos hablar de la vida de las flores, en eso es bastante fácil de ver que las flores tienen vida, pero también las rocas tienen vida, los planetas tienen vida, todo el universo tiene vida. En una flor se ve cómo tiene vida, porque los cambios se ven normalmente pero en una roca son más imperceptibles porque por ahí llevan cientos de millones de años para que una roca vaya cambiando, pero eso está indicando que también tiene vida y lo mismo sucede con todo el universo. Ahora en lo que se refiere a los seres que tienen experiencias, es decir que tienen ese sentimiento de experiencia, los seres sensibles que tienen sentimientos y que perciben, en ese caso, en el caso de los seres que sienten, aquellos que perciben o que tienen sentimientos o experiencias, entonces la vida en el caso de esos seres es una vida en la cual existen los sentimientos.

Con respecto al tiempo, el presente, el pasado y el futuro, esta mañana en la conferencia, una persona gitana me hizo la pregunta, justamente una pregunta que tenía mucho que ver con eso y quiero repetir lo que le contesté. Si uno realmente busca qué es lo que significa el presente, no va a encontrar nada que tenga esa existencia como presente y si uno no encuentra el presente, entonces tampoco puede hablar de que haya un pasado o de que haya un futuro, es decir que es muy complicado, verdad?.

Y respectivamente de que podamos identificar el presente, el pasado y el futuro, igualmente estamos en el tiempo. Y hay otro aspecto, que el tiempo siempre está moviéndose y no hay ninguna fuerza que lo pueda parar. Por ejemplo, nuestra vida, una vez que comenzamos nuestra vida, con cada minuto nos vamos acercando a la muerte.

Entonces la cuestión es de qué forma utilizamos ese tiempo. Lo podemos utilizar constructivamente o con significado, significativamente, o no, eso depende de nosotros.

Es todo, buenas noches.

10 julio 2006

COPA DEL MUNDO Y NOOSFERA

Por Leonardo Boff*
07-07-2006


El próximo domingo cuando se juegue la final de la Copa del Mundo de fútbol, seguramente de dos a tres mil millones de personas estarán viendo el juego en las pantallas de sus televisores. Este hecho puede ser considerado uno entre tantos espectáculos multitudinarios, como las exequias de la princesa Diana o los funerales solemnes del Papa Juan Pablo II. Sin embargo, esa visión es meramente empírica y no capta su sentido profundo y nuevo.

En la historia del planeta Tierra, entendido como un superorganismo vivo, Gaia, y en el fenómeno humano como un todo, está ocurriendo una singularidad que debe ser concienciada y profundizada. Se trata de la emergencia de una nueva fase del proceso evolutivo que pasó por la cosmogénesis, irrumpió en la biogénesis, se desplegó en la antropogénesis y ahora está dando otro salto hacia delante y hacia arriba con la noogénesis.

Esta expresión, noogénesis, creada en el siglo XIX por Suess, y asumida posteriormente por el conocido biólogo ruso Vernadsky, uno de los primeros formuladores de la teoría de Gaia, fue difundida por el geólogo, paleontólogo y teólogo francés Pierre Teilhard de Chardin (+1955).

Teilhard, profundo conocedor del proceso evolutivo y atento observador de los fenómenos históricos, había observado que la red de comunicación mundial por la vía de la economía, de los medios de información, de los intercambios culturales y del encuentro entre los pueblos y las personas estaba creando la base material para un salto nuevo en el proceso evolutivo. No sólo se intercambian cosas, bienes materiales y espirituales, sino que principalmente se va acumulando una nueva energía espiritual y generándose un nuevo estado de conciencia, cada vez más complejo e interiorizado en las mentes de las personas y de las instituciones. Este fenómeno fue calificado por Teilhard como «planetización», siendo uno de los primeros que utilizó esta expresión.

Lo que hoy se realiza —observaba— es la prolongación de algo muy ancestral que representa la progresiva complejización de la realidad, que comporta simultáneamente un proceso de interiorización y de crecimiento de niveles de conciencia refleja. Después del ser humano, la humanidad. Es la fase actual en que emerge persistentemente la conciencia de que formamos una especie, la humana, una gran comunidad colectiva, la variada familia humana. Durante el tiempo en que miles de millones de personas estén viendo la final, se realizarán billones de conexiones neuronales en los cerebros de esas personas, unificadas alrededor del movimiento de una pelota. Esa sintonía genera una onda energética de extraordinaria potencia que modifica el estado de la Tierra y de la humanidad. La noosfera constituye exactamente ese fenómeno, en el que cuerpo, mente y espíritu forman una síntesis superior.

La noosfera conoce dos fases: la planetización, que forma la infraestructura de la comunicación global, y la unanimización convergente, que surge cuando las personas se dan cuenta y viven de hecho ese estadio nuevo de su historia. Pero no es suficiente esta síntesis, fruto de las fuerzas directivas del universo. La síntesis debe de ser querida. Las mentes y los corazones necesitan unirse en una gran pasión y en un inconmensurable amor por la humanidad y por la Tierra creando una especie de cerebro de cerebros.

En esta perspectiva, la crisis mundial no es una crisis de desagregación sino de reajuste dentro de la nueva fase de la humanidad. La historia de la vida nos enseña a tener confianza en el futuro, a pesar de todas las tribulaciones del tiempo presente. Tal vez la Copa nos ayude a pensar en cosas así de graves.


El fútbol como gran metáfora
14-07-2006

Hay un sentido evidente y auto-explicativo del fenómeno del Mundial de fútbol con las multitudes que ha movilizado y con el rico mundo simbólico que ha producido. Quien ha visto la recepción que Roma hizo a «la Azurra», el equipo ganador, reuniendo a casi un millón de personas en el Circo Máximo, agitando impetuosamente la bandera italiana, no deja de preguntarse si a través de estas manifestaciones no se revelan sentidos ocultos o reprimidos que valdría la pena tratar de hacer conscientes. Es el momento filosofante de todo análisis de la realidad. ¿Qué revela toda esta euforia futbolística en prácticamente todo el mundo? Intentemos ir más allá de los significados corrientes.

En primer lugar diría lo que ya escribí la semana pasada: se trata de una manifestación de la noosfera, es decir, de la nueva fase planetaria de la humanidad, en la cual más y más mentes y corazones interactúan y crean incontables inter-retro-conexiones que modifican el estado de la conciencia colectiva. Por un momento, Italia, los italianos y los jugadores formaron una única y compleja realidad.

En segundo lugar, tenemos que ver con una especie de desquite de la exuberancia de la vida contra la monotonía y el extremo reduccionismo que la cultura dominante globalizada está imponiendo a todos. Lo que cuenta para ella es la producción y el consumo. No admite otro cambio que no sea más producción y más consumo. Y aquí, en estas manifestaciones, se muestra que la vida puede ser otra cosa, que festejar juntos y celebrar sueños no puede ser anulado por la voracidad consumista.

En tercer lugar, estas celebraciones rescatan el horizonte utópico que ha disminuido sensiblemente en los últimos años. La caída del imperio soviético y la globalización económico-financiera no han satisfecho las promesas que suscitaron. Al contrario, no sólo no se han resuelto los problemas dejados por el socialismo real, sino que sus propias contradicciones se han agravado. Especialmente después del 11 de septiembre de 2001, se vive bajo el miedo al terror. Las expectativas positivas, y lo que es peor, la esperanza, han desaparecido. La impresión que tiene la mayoría es que en el mundo todo está empeorando: el mercado de trabajo, el cuidado de la naturaleza, el modelo de desarrollo cada vez más insostenible, la destrucción de la biodiversidad y el calentamiento creciente del planeta. Ahora con el fútbol se celebra lo inesperado siempre ansiado y se muestra que es posible otro tipo de mundo menos amenazado.

En cuarto lugar, cada pueblo necesita un espejo en el que mirarse y apreciarse. En una sociedad desencantada como la nuestra, que ha destruido sus héroes y mediocrizado sus figuras referenciales, el equipo vencedor asume esta función: devuelve al pueblo el sentimiento de pertenencia y de autoestima. Él ha demostrado que es posible producir una saga heroica y que el país puede ser el primero, por lo menos en ese espacio de la realidad. La vida no sólo es dura y, a veces, trágica; también puede ser alegre, y por un momento, épica. La eliminación de Brasil fue fatal. En pocas cosas podemos mostrar al mundo lo que valemos, pero en carnaval y en fútbol somos los primeros. Con la derrota parece confirmarse que somos un país atrasado en el que casi nada sale bien. Nuestros jugadores han dejado esa deuda pendiente con el pueblo brasilero.

Finalmente, el fútbol representa la gran metáfora presente en todas las culturas y mitologías: el futuro de la humanidad es una fiesta sin fin y una confraternización sin barreras. Es la fiesta de Dios, el teatro inmenso de su gloria, donde todos indistintamente estamos invitados a participar.

* Teólogo brasileño.

06 julio 2006

ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA


Por Henryk Skolimowsky

La espiritualidad es un asunto sublime. Grandes almas y grandes mentes reflexionaron sobre ello y nos legaron muchas percepciones iluminadas. Aunque todavía necesitamos reflexionar mucho, en lo mínimo porque queremos probar que estamos espiritualmente vivos. Nuestras circunstancias y problemas no tienen precedentes y requieren una nueva respuesta espiritual, una nueva forma de espiritualidad. Las antiguas concepciones de la espiritualidad fueron creadas en respuesta a problemas diferentes, y con el objetivo de articular otras dimensiones de la condición humana.


La espiritualidad es una articulación de la condición esencial del hombre, en una época determinada. Esa concepción de la espiritualidad permite que se comprendan sus variadas formas en diferentes culturas y religiones; pero también nos advierte que para cualquier época, pueblo y condición del universo humano no hay una forma única de espiritualidad.

A medida que el mundo cambia y se amplía, que el conocimiento avanza y se multiplica, que la mente y la psique se modifican, que la condición humana se rearticula, también la espiritualidad asume formas diferentes. En este momento testimoniamos el surgimiento de la Perspectiva Ecológica o la visión ecológica del mundo. Bajo ella, el mundo es visto como un santuario.

Accionar en el mundo como si fuese un santuario es volverlo sagrado y digno de reverencia. Trátalo como a una máquina y se transformará en una máquina. Trátalo como a un lugar sagrado y se volverá un lugar sagrado. La primera condición de la espiritualidad ecológica es la reverencia por la vida y por todo lo que hay en el universo.

Celebrar el milagro de la creación es contemplar el mundo con reverencia. La comprensión profunda de la ecología significa la reverencia en acción, la profunda identificación con la belleza de la vida pulsando en el universo hasta volvernos parte de él. De ese modo el entendimiento se vuelve empatía, y ella, reverencia.

En nuestra época, lo ecológico y lo espiritual se vuelven uno. En estos tiempos, adorar a Dios es salvar al planeta. Si perdemos el medio ambiente, perdemos a Dios. Hoy, curar al planeta y a nosotros mismos es una labor espiritual de primera magnitud. La ecología nos une a todos, cualquiera sea nuestra raza o religión. La ecología es el proyecto de religión universal de nuestra época. La idea de redención requiere un nuevo significado --significa redimir el mundo curando a la Tierra.

Es preciso enfatizarlo: sanar a la Tierra es la tarea espiritual de nuestra época. Entender la devoción religiosa es reconocer que todas las religiones son formas de adoración de la belleza y la integridad del planeta. La preocupación de las religiones con el verde es una clara indicación de que el grito de dolor de la Tierra es oído por las iglesias.

La espiritualidad también es, más que nunca, la comprensión de nuestra potencialidad interna, la realización del dios interior dentro de nosotros. Precisamos tratarnos mutuamente de acuerdo con lo que potencialmente podemos ser: luces divinas que nos elevan y ayudan a otros a curarse, integrarse y ser más reverentes. Trabajamos para liberar y articular nuestra divinidad interna, y trabajar en el mundo para curar a la Tierra, son aspectos complementarios de la espiritualidad ecológica.

La decadencia de las formas religiosas de espiritualidad no nos exime de la responsabilidad de sanar a la Tierra, y de realizar nuestro potencial espiritual. A pesar de la crisis religiosa de nuestra época, y tal vez por causa de ella, debemos tener el coraje de encontrar --en cada uno de nosotros individualmente-- no apenas a Jesús de Nazaret sino al Maestro del Cosmos.


El autor es profesor de Filosofía en la Universidad de Michigan. Tomado de THOT (San Pablo), traducido por María Helena Zockun.

ARQUITECTURA DE LA MENTE


El conocimiento espiritual

Espiritual y Material

« Todo obedece a causas interiores-espirituales que posteriormente se manifiestan en la realidad material »

Lo espiritual y lo material son dos formas y aspectos a través de los cuales la realidad se manifiesta.

Espiritual es el ámbito que nos posibilita el acceso a las causas, en tanto que lo material son las consecuencias de dichas causas.

Cuando observamos un objeto, un libro por ejemplo, tenemos ante nosotros el resultado de la elaboración intencionada de alguien que sintió deseo de expresar ciertas ideas; por lo tanto pensó, escribió y finalmente publicó el libro. Lo mismo sucede con todos los procesos, desde el detalle más pequeño hasta la Creación en su totalidad.

Todo obedece a causas interiores-espirituales que posteriormente se manifiestan en la realidad material.

¿Quién es Sabio? Quien prevé lo que va a nacer.

Talmud de Babilonia tratado Tamid 32:1

Sabio es quien conoce las causas, lo espiritual, y por lo tanto puede prever las consecuencias, lo material, que cada pensamiento, sentimiento y acto van a generar.

01 julio 2006

ECOLOGIA PARA EL ESPÍRITU
















Ecología para el espíritu
Es lo que propone Miguel Grinberg en sus charlas visionarias.

En 1970, en el tema "Dios", de su primer disco solista, John Lennon declaró con cuatro palabras el fin de una etapa. El sueño se acabó, aseveró el entonces ex Beatle, luego citado innumerables veces para titular, más allá de la separación del cuarteto de Liverpool, el ocaso de la revolución hippie de la década del sesenta, que significativamente terminó antes que uno de sus principales disparadores: la Guerra de Vietnam, que se extendería hasta 1972.

Pero la semilla había sido sembrada. Las flores, los símbolos de la paz, el pelo largo, el rock y la apertura a la experimentación en los más diversos ámbitos no tardaron en prender, con distintos grados de reflexión y frivolidad, entre jóvenes de buena parte del mundo. Entonces, en remotos países, como la Argentina, surgían dos cuestiones fundamentales: ¿cómo adoptar y teñir la subcultura norteamericana de color local? ¿Qué hacer con ella mientras sus tripulantes originales abandonaban el barco (o la balsa, en todo caso)?

En Buenos Aires, Miguel Grinberg fue uno de los actores sesentistas que más se preocupó por estas dos cuestiones. Y que de algún modo lo sigue haciendo. En 1964, realizó un viaje de costa a costa por los Estados Unidos durante el que se expuso tanto a los poetas beatniks como a los albores del hippismo. Protagonista extramusical de los inicios del rock argentino (y su cronista, en el libro Cómo vino la mano), con el tiempo trasladó naturalmente ciertos principios básicos del Verano del amor al activismo ecologista y, después, a la llamada ecología espiritual.

Sembrar el jardín

A los 65 años, vive "en un puente aéreo constante" entre Buenos Aires y Campinas, Brasil, donde están su mujer, brasileña, y dos de sus cuatro hijos. Y tanto su discurso como su forma de vida responden de algún modo a la pregunta de qué fue de aquel sector más idealista de la generación Woodstock. Incluso alcanza con oír su contestador automático porteño: ¿Qué tal? ¿Cómo va? El siglo XXI no es un lugar en el calendario, es un estado de ánimo. ¿Cómo andamos de ánimo? Después de la señal puede dejar un mensaje. Después del ánimo viene el éxtasis. ¿Dónde estamos?

En vivo resulta un poco más claro. "No soy un predicador, no trato de formar un nuevo movimiento; no tengo buenas experiencias al respecto, ya comprobé la fragilidad de nuestra cultura, la dificultad de los argentinos para sumar. Yo soy un sembrador espiritual", se define este poeta, periodista y traductor (particularmente de la obra del místico monje cristiano Thomas Merton, al que conoció personalmente). Editor de la mítica revista Mutantia y participante de numerosos foros y organizaciones ecologistas internacionales en las últimas décadas, Grinberg retoma por estos días exposición pública con un ciclo de charlas visionarias titulado El sentido de la creación, en el Palais de Glace (mañana, a las 19.30, el tema será La vida), auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación.

La ecología espiritual, dice, se basa en una consigna: fusionar el "entorno" y el "interno" del individuo. "Hasta ahora, esos rumbos estuvieron divorciados. O se luchaba por el medio ambiente (un camino externo) o se cortaban los nexos y se cultivaba solamente el sendero introspectivo", observa uno de los organizadores de las histórica reuniones de rockeros en Parque Centenario a principios de los años setenta.

Alejado de la "ecología de denuncia", por considerarla reaccionaria, y también de la "mercantilista" New Age, Grinberg propone "un ecologismo generativo" para "ver qué ponemos en el lugar de lo que no funciona". Y se entusiasma (como cuando leyó el primer poema de Allen Ginsberg) al hablar de proyectos de las más diversas organizaciones no gubernamentales, como las bioaldeas (sofisticadas versiones de los intentos comunitarios hippies) y los "programas de comunidades agroindustriales autosufícientes".

"Hay una fractura de todo lo que sustentó el siglo XX. Siento un brote parecido al de los sesenta, que fue una década descomunal en todos los órdenes; un florecimiento que se fue descomponiendo en parte por la utopía de la violencia, la revolución armada que desembocó en tragedia - reconoce -. Aunque el presente parezca sombrío, estamos en el medio de un reverdecer, y yo trabajo en ese jardín. No sé hacer otra cosa."

Daniel Flores - La Nación 05/06/02

POLÍTICA Y ESPIRITUALIDAD



por Ken Wilber

La cuestión políticamente más apremiante de hoy en día, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, consiste en descubrir la forma de integrar la tradición liberal con la auténtica espiritualidad. Jamás en la historia estas dos vertientes del quehacer humano han mantenido una relación adecuada. De hecho, el liberalismo moderno (y toda la ilustración europea) fue en gran medida una reacción en contra de la religión tradicional. El grito de guerra de Voltaire, "¡Recordad las crueldades!" -recordad las brutalidades infligidas a hombres y mujeres en nombre de Dios y acabad con ellas... y de paso acabad también, de una vez por todas, con ese Dios-, no tardó en propagarse por todo el continente. Pero de ese modo la religión quedó en manos de los conservadores, y desde entonces, el mundo se ha polarizado en dos bandos armados hasta los dientes, cada uno de ellos profundamente receloso del otro. En uno de los bandos se agrupan los liberales, defensores a ultranza de las libertades y de los derechos individuales en contra de la tiranía de lo colectivo y sumamente suspicaces, por tanto, respecto de las religiones, tan predispuestas siempre a imponernos sus creencias y a decirnos lo que tenemos que hacer para salvar nuestra alma.

No es de extrañar, pues, que el nacimiento del liberalismo ilustrado haya estado históricamente ligado a la lucha en contra de la tiranía religiosa y desconfíe profundamente -llegando incluso, en ocasiones, a aborrecerlo- de todo lo que tenga la menor connotación religiosa o espiritual. Los liberales, consecuentemente, han tendido a reemplazar la salvación divina por la salvación económica. Según ellos, la libertad y la liberación no se halla en un supuesto cielo al que accedamos después de esta vida (ni en ningún otro tipo de opio del pueblo), sino en los logros reales alcanzados sobre la Tierra (comenzando, claro está, por los beneficios materiales y económicos). Y puesto que la esencia del liberalismo radica en el progreso de las condiciones sociales reales (libertad económica, libertad política y libertad material), los términos "progresivo" y "liberal" han terminado convirtiéndose en sinónimos.

El liberalismo ha sustituido la tiranía de lo colectivo por lo que podríamos denominar un "individualismo universal", la afirmación de que todos los individuos -con independencia de raza, género, color o credo- son iguales ante la ley y deben, en consecuencia, ser tratados de la misma manera. Por ello una de las aspiraciones fundamentales del liberalismo ha sido de liberar al individuo de la tiranía colectiva y buscar la libertad política y económica. Y que duda cabe de que ese liberalismo nos ha proporcionado muchas cosas positivas. Lo lamentable, no obstante, ha sido que, en muchos casos, la antigua tiranía de la religión se ha visto suplantada por la tiranía económica y el Dios del papa ha sido derrocado para entronizar en su lugar al omnipotente Dios del dólar.

De ese modo, el alma de los seres humanos ya no es aplastada por Dios... porque de esa función se encarga hoy en día la fábrica. La "cuestión esencial" de la vida deja entonces de girar en torno a lo divino y comienza a gravitar alrededor del salario. Y precisamente por ello aun en medio de la más palmaria abundancia económica, el alma del ser humano agoniza de inanición. En el otro bando se alinean los conservadores, más proclives a una tradición cívica y humanista que considera que la esencia de los seres humanos está ligada a los valores colectivos (entre los que destacan los valores religiosos). En la mayor parte de los casos, sin embargo, los republicanos tienden a estar tan estrechamente atados al conservadurismo religioso que, aunque afirmen defender los derechos individuales y la "libertad del gobierno", sólo lo hacen así cuando esas "libertades" coinciden con sus principios religiosos. El énfasis en los valores familiares y colectivos permite que los conservadores erijan naciones fuertes, lo que en ocasiones tiene lugar a expensas de quienes no comparten su particular orientación religiosa. La tiranía cultural nunca está lejos de la sonrisa conservadora, y los liberales suelen retroceder horrorizados ante el "amor" que afirman profesar los conservadores por los hijos de Dios, porque lo terrible es que, si usted no es uno de los hijos de su Dios preferido, suelen aguardarle cosas muy desagradables.

En un sentido muy simplista, ambas orientaciones, la liberal y la conservadora, tienen un "aspecto positivo" y un "aspecto negativo" y lo ideal sería rescatar lo positivo de ambas perspectivas, dejando de lado al mismo tiempo sus facetas negativas. Lo bueno del liberalismo es su énfasis en las libertades individuales y su rechazo de la mentalidad gregaria. Pero el hecho es que, en su celo por proteger las libertades individuales, el liberalismo ha terminado negando todo valor colectivo (incluidos los valores religiosos y espirituales, que, insistimos, ha reemplazado por los valores económicos y materiales). Porque el hecho es que el interés por lo económico -que en sí mismo no es malo- suele fomentar un clima de despreocupación por el alma. De hecho, en los círculos liberales el término "religioso" ha llegado a tener connotaciones un tanto embarazosas. Kant hablabla, precisamente, en nombre de la Ilustración liberal cuando dijo que, a partir de ella, todo aquel que fuera descubierto arrodillado y rezando debería sentirse profundamente avergonzado.

En el clima de las libertades políticas y económicas, todo lo que suene a religioso o espiritual tiende a resultar embarazoso. En breve veremos que eso ocurre porque tenemos una visión mítica y empobrecida del Espíritu, pero es evidente que la función histórica del liberalismo ha sido matar a Dios, y ciertamente lo ha hecho, hasta el punto de quedar asociado a la "tiranía antiespiritual". ¿Sería posible despojarnos de esta "tiranía antiespiritual" sin perder las admirables ventajas individuales logradas por el liberalismo? Lo positivo del conservadurismo, por su parte, es su comprensión de que, a pesar de la importancia de los individuos y de las libertades individuales, estamos muy equivocados si creemos que el individuo es una isla. De hecho, nuestra misma existencia depende del entramado familiar, colectivo y espiritual en que estamos inexorablemente inmersos.

De algún modo, pues, mis valores más profundos no dependen exclusivamente de la relación que sostengo conmigo mismo, sino también con mi familia, con mis amigos, con mi comunidad y con mi Dios. Y en la medida en que reniego de esas relaciones profundas no sólo destruyo el soporte mismo de la comunidad y me extravío en un desenfreno hiperindividualista, sino que también me alieno del más profundo de todos los vínculos, el que une el alma del ser humano con el Espíritu divino. Muy bien, pero ¿de qué Dios está usted hablando? -responderán a esto los liberales-.

Porque lo cierto es que cada vez que estas consideraciones abstractas se han concretado prácticamente en un código moral o en una religión determinada han terminado desembocando en un tipo u otro de caza de brujas. La importancia del contexto comunitario y espiritual no tarda en degenerar en mi comunidad, mi Dios y mi país, acertada o equivocadamente! Y si usted no acepta a mi Dios, irá directamente al infierno y yo mismo me encargaré gustosamente de acompañarle. La tiranía cultural, pues, más o menos solapada, nunca ha sido ajena a la agenda conservadora.

¿Existe alguna forma de rescatar las ventajas del enfoque conservador -en particular su aceptación de la espiritualidad- sin caer en la tiranía cultural que suele acompañarle? Y ¿existe alguna forma de conservar las ventajas del efoque liberal -las libertades individuales- despojándonos de la tiranía de los anti-alma? ¿Es posible, en suma, articular un liberalismo espiritual, un humanismo espiritual, un abordaje que considere los derechos del individuo en un contexto espiritual más profundo que no los niegue sino que, por el contrario, contribuya a sostenerlos? ¿Es posible concebir a Dios y al Espíritu de un modo que ayude a consolidar los objetivos más nobles del liberalismo? ¿Es posible encontrar algún sustrato común a los dos enemigos acérrimos que se debaten en el mundo moderno, Dios y el liberalismo? Ésta es, como ya he dicho, en mi opinión, la más urgente de las preguntas a que debe hallar respuesta el mundo moderno y postmoderno. Porque mientras no lo haga, el conservadurismo espiritual seguirá fragmentando al mundo, ya que su agenda sólo le permite respetar a los fieles a su Dios particular, llámese Jehová, Alá, Shinto o Shiva (nombres todos ellos con los que lamentablemente se convoca, con demasiada frecuencia, a la batalla).

Es absolutamente necesario preservar los logros obtenidos por el liberalismo ilustrado, pero también lo es ubicarlos en el contexto de una espiritualidad que trascienda las objecciones de la Ilustración. Debe tratarse, en suma, de una espiritualidad que no niegue la Ilustración sino que se asiente sobre ella o, dicho de otro modo, en un Espíritu liberal. El enfoque espiritual que presento en las páginas siguientes apunta precisamente en esa dirección. De hecho, casi todos mis libros (especialmente "El proyecto Atman", "Después del Edén", "Los tres ojos del conocimiento", "Un Dios sociable", "Sexo, ecología y espiritualidad" y "Breve historia de todas las cosas") son precisamente prolegómenos a esta cuestión, la búsqueda de un Dios liberal, de un Espíritu liberal, de un humanismo espiritual, de un espiritualismo humanista o de cualquier otro término con que decidamos calificar la esencia de esta orientación. Un Dios liberal depende, antes que nada, de la forma en que respondamos a la pregunta "¿Dónde ubicamos al Espíritu?", pregunta a la que volveremos y discutiremos detenidamente en el último capítulo.

Y mis próximos libros seguirán versando en torno a esta cuestión, de forma, si cabe, todavía más explícita. Pero el tema general de "Dios y la política" descansa, en mi opinión, en el tipo de cuestiones teóricas que revisaremos en las siguientes páginas, una revisión necesariamente previa al bosquejo de cualquier esquema político concreto, Así pues, aunque el trasfondo de este libro sean las relaciones existentes entre la política y la espiritualidad, en realidad su objetivo será servir de introducción a este tema. Lo más importante, por el momento, es que el "humanismo espiritual" se ocupe de temas tales como la psicología, la filosofía, la antropología y el arte. Y he elegido el término "integral" para representar este enfoque global porque integral significa integrador, inclusivo, global y equilibrado. La idea es aplicar la orientación integral a los diversos campos del quehacer y del conocimento humano (incluyendo la integración entre la ciencia y la espiritualidad). Este enfoque integral no sólo resulta imprescindible para el campo de la política, sino que también modifica profundamente nuestra concepción de la psicología y de la mente humana, de la antropología y de la historia humana, de la literatura y del significado del ser humano, de la filosofía y de la búsqueda de la verdad, aspectos todos ellos que en mi opinión se ven profundamente afectados por un enfoque integral que trata de rescatar lo mejor de todos ellos y de entablar un diálogo mutuamente enriquecedor. Este libro es precisamente una introducción a esa visión integral.

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